sábado, 1 de octubre de 2016

Maquiavelo, Tucídides y el Renacimiento
en España y América[1]

Mauricio Navia [i]




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“Mi recreación, mi querencia, mi cura de todo  platonismo fue para cada  tiempo  Tucídides. Tucídides y, tal vez, el Príncipe de Maquiavelo son para mí mismo lo máxime  emparentado  a través de la voluntad incondicional, de no engañarse con nada y  ver la Razón en la realidad - no en la "Razón", menos aún en la "Moral” ”...Nada cura más fundamentalmente que Tucídides, de ese deplorable cuadro,  bien coloreado en el ideal, de los griegos, de la “formación-clásica”, que recibe como premio el joven para un medio-adiestramiento en la vidaHay que examinar detalladamente  línea por línea y releer claramente sus pensamientos ocultos como sus palabras: se dan, así, pocos pensadores con tan ricos-pensamientos-ocultos. En él viene, a  su más completa expresión, la Cultura-sofista, quiero decir, de la Cultura-realista: ese inapreciable movimiento en medio justo de toda-farsa separatista moral - y de la Estafa-ideal de las escuelas socráticas. La filosofía griega como decadence del instinto griego; Tucídides considerado como la gran Summa, la última manifestación de una fuerte, rigurosa y dura facticidad, que yacía en el instinto de los antiguos helenos. Lo que, divide a algunas naturalezas como Tucídides y Platón, al fin,  es la valentía ante la realidad: Platón es un cobarde frente a la realidad, -  en consecuencia, se refugia en el ideal; Tucídides tiene dominio de sí, por consiguiente, mantiene también dominio de las cosas.”

F. Nietzsche, Crepúsculo de los Ídolos, «Lo que debo a los antiguos», 2. Traducción MNA.[2] [ii]


En relación a su lectura de la Historia de las Guerras del Peloponeso, de Tucídides, Maquiavelo pudo haber leído la traducción latina de Aldo Manucio editada en Venecia, en 1502[iii]. Hubo antes dos traducciones al latín de esta obra (una entre 1407 1457 y la otra entre 1450 y 1499) pero no fueron publicadas sino que permanecieron en unos bellos libros Manuscritos medioevales. Hoy están disponibles en Digital[3]. Esta obra impactó a una época y tuvo eco en todas las cortes europeas. Vale recordar la casi inmediata traducción al castellano, realizada por el Secretario Diego Gracián  (Secretario como Nicòlo Macchiavelli) de la Historia de la Guerra del Peloponeso, cuya edición de 1564[4][iv], tenía una dedicatoria al Príncipe (de la mitad del mundo de entonces), Carlos I, que reproduce el mismo “espíritu” de la Dedicatoria de Maquiavelo a Lorenzo de Medici en El Príncipe. Una comparación simple de los textos muestra la univocidad de sus intenciones sobre el Príncipe.

Dice Gracián, que la obra, que acaba de traducir y dedica a Carlos I  (nieto de Fernando el Católico e hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso) “está llena de / oraciones y razonamientos prudentes y / avisados a propósito de paz y de guerra”. También señala que fue realizada para la utilidad de las historia de los “antiche” griegos, para los príncipes de la actualidad que es el mismo objetivo de los escritos de Maquiavelo: “Considerando cuanto convenga a los Reyes y príncipes saber todas maneras de historias principalmente aquellas que tratan de las vidas y  hechos de Reyes y grandes príncipes y de las policías griegas”.

Maquiavelo dice en su Dedicatoria lo siguiente: “…a Vuestra Magnificencia con algún testimonio de mi obligación hacia ella, no he hallado entre mis enseres nada que me sea más querido o aprecie tanto como el conocimiento de las acciones de los grandes hombres, aprendido mediante una larga experiencia de los hechos modernos y una continua lectura acerca de los antiguos…” La única diferencia parece ser que Gracián encubre los razonamiento “prudentes y avisados” sobre la peculiar lógica del gobierno de los estados, con una remisión a “oraciones” propios de la Iglesia Católica.[5]

Está claro que estos dos últimos siglos parecen haber olvidado que el Renacimiento emigró a España y luego a Hispanoamérica, ya desde los tiempos de los Reyes Católicos, Fernando e Isabel. Maquiavelo manifiesta su admiración a Fernando el Católico (V de Castilla y II de Aragón), quien reinó el imperio más importante de esa época, durante casi toda la vida activa política de Maquiavelo (Fernando gobernó de 1479 a 1516 y Maquiavelo fue Secretario de la República Fiorentina de 1498 a 1512), como el Príncipe de “acciones” “grandísimas” y “extraordinarias” adecuado a “los tiempos” (li tempi). Como buen varón de estos tiempos Il Ilustre Fiorentino obvia por completo a Isabel I de Castilla (quien reinó de 1474 a 1506 con Fernando) en parte por misoginia y en parte porque Isabel fue la reina católica opuesta en casi todo a la apertura al “espíritu” del humanismo renacentista y promotora de la expulsión de los “marranos” (los judíos) en 1492 y luego de los musulmanes, pero además impulsó las ordenes más conservadoras de la Iglesia, así como promovió la Inquisición en España (implantada en 1484)[v].   

Maquiavelo, estaba en cambio fascinado con las actuaciones de gobernante, militar, intelectual y  “príncipe sabiosísmo” (savvisimo) de Fernando. Tiene once (11) comentarios en sus escritos fundamentales sobre Fernando el Católico, que merecen una atención especial pues dan cuenta del referente fundamental del Príncipe que se regía por los principios del buen gobernante que también encuentra en los grande “antiche”: seis (6) comentarios en Il Príncipe, uno (1) en El Arte de la Guerra, tres (3) en los Discorsi y dos (2) en los Discursos sobre la situación de Florencia. (Los ofrecemos íntegros en la Nota final  para estimular futuras investigaciones sobre este inmenso tema[vi]). En todos los casos habla bien de él y lo toma como modelo de lo que debe hacer un Príncipe pero en tres casos los reconocimientos son excepcionales:

“Un príncipe de estos tiempos (Alcuno Príncipe di questi tempi), al que no es bueno nombrar, (il quale non è bene nominare), no predica jamás otra cosa, sino paz y lealtad.”(non predica mai altro, che pace e fede); y si las hubiese observado, a la una como de la otra, (e l’una e l’altra, quando e’ l’avesse osservata), le habrían arrebatado más de una vez tanto el Estado como la representación [la autoridad y el prestigio[vii]] (gli arebbe più volte tolto lo Stato, e la riputazione).”[6]
 “Ninguna cosa ha de estimar (stimare) tanto un Príncipe, como hacer las empresas grandes (le grandi imprese), y el dar de sí ejemplos raros (e il dare di sè esempi rari). En nuestros tiempos tenemos (Noi abbiamo nei nostri tempi) a Fernando Rey de Aragón (Fernando Re d'Aragona), presente Rey de España (presente Re di Spagna). A éste se puede llamar casi príncipe nuevo (Costa si puó chamare quías Príncipe nuevo), porque de un rey débil (perché duna Re debele) ha devenido, por la fama y por la gloria (è dientito per fama e per gloria), el primer rey de los cristianos (il primo Re de Cristiani); y si se considerase las acciones suyas (e se considererete le azioni sue), las encontrarán todas grandísimas (le troverete tutte grandissime) y algunas extraordinarias (e qualcuna straordinaria).”[7]
“Todos saben como (Ciascuno sa come), Fernando, rey de Nápoles (Ferrando re di Napoli), fue en su tiempo (fu ne' suoi tempi) tenido por un príncipe sabiosísimo (tenuto un savissimo principe)...” [8].[viii]

Es notable que Maquiavelo siguió de cerca con mucho interés el camino de sus “acciones” (azioni) como gran estadista y conquistador que fue Fernando el Católico, hasta sus últimos días, al recordar la sabia prudencia con que aconsejo a su hijo Alfonso, diciéndole que en caso de ser atacado por los franceses, los espere en España y no salga a atacarlos[9]. Maquiavelo pudo también evaluar la evolución de Carlos I de España y V de Alemania, durante sus primeros 10 años de gobierno, pues reinó de 1516 hasta 1556 y Maquiavelo murió en 1527. Sin embargo, siempre le dolió que Italia no tenga un Príncipe con la sabia crueldad de Fernando y, además, destilaba cierta ironía amarga contra Fernando por atribuirle a él la ruina de su país.[10]

Mientras el Renacimiento era aniquilado, primero en Florencia (inicialmente por el fanatismo dogmático del monje platónico-dominico Girolamo de Savonarola, en 1497[ix]) y, luego de la República, a partir de 1512, se continuó la destrucción de esta cultura complejísima, con el retorno de los Medicis, quienes ahora impulsaban la contrareforma y la inquisición. El Renacimiento en Venecia, luego en Roma y el resto de Italia  también sucumbió a diversas circunstancias a lo largo de la primera mitad del siglo XVI. Recordemos que la conquista y saqueo de Roma en 1527, por España y Alemania la destruyó como poder político económico y cultural por dos décadas al menos[x]). En los Países Bajos, en Francia y en Alemania hubo una dramática recesión del “espíritu” que quería hacer renacer a los “antiche”, por el conflicto de la Reforma y las persecuciones de la Inquisición. En cambio en España florecía y eran bien recibidos arquitectos, pintores, músicos y pensadores renacentistas, a pesar de ser, paradójicamente, el Reino Católico por excelencia. [11][xi]

A través de ironías de la historia, el Renacimiento emigró a España y se objetivó en sus más altos logros con Felipe II, en varios aspectos que es importante recordar, adaptándose con inteligente ambigüedad a la corte católica y en sus colonias americanas. El Renacimiento alcanzó su culminación en la América Hispánica de la Colonia e incluso, por extraño que parezca, en la Latinoamérica Republicana y antiespañola de los siglos XIX y XX. La tesis que queremos mostrar (aquí sólo de modo somero), es que el “espíritu” del Renacimiento de “los tiempos” (li tempi) de Maquiavelo continúa hasta muy  avanzado el siglo XX en Hispanoamérica. Aún hoy en día perviven formaciones culturales renacentistas en múltiples modos inexpresos: en las instituciones administrativas, en el arte, en el folklore, en la arquitectura, en la literatura, en la filosofía, en el naturalismo, en las jerarquías sociales (de los apellidos y títulos de reconocimiento) y hasta en el humor, propios del mundo del fiorentino.  (Anexamos en la Nota Final una bibliografía básica que da cuenta de estas afirmaciones[xii]. En Pie de página ofrecemos sólo algunos datos que dan cuenta de estas afirmaciones por el interés para situar el “marco” de esta investigación.)

Estas llegaron a través de sutiles y complejos caminos de España, mientras en ella misma se disolvieron durante los últimos reinados del Imperio con los Ilustrados neoclásicos anti-renacentistas de Carlos III y Carlos IV y el ilustrado positivista de Fernando VII, pero sobre todo con el retorno de los sectores conservadores y moralizantes de la Iglesia Católica durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX (el Opus Dei por ejemplo) y, a ello se sumó, el largo gobierno totalitario de Franco (pero de esto no nos ocuparemos aquí). Valga recordar que Felipe II fue antes que rey de España, Duque de Milán, con la muerte del último de los Sforzza.[xiii] Veamos un poco el impacto del Renacimiento italiano y Fiorentino en España e Hispanoamérica:

1º Las instituciones flexibles del Renacimiento, por diversas y prácticas (incluso, parcialmente, la propuesta del gobierno “mixto” de Maquiavelo), fueron asimiladas ya por Fernando el Católico, pero sobre todo por Carlos I y por Felipe II (ambos se decían expresamente erasmistas, seguidores de Erasmo de Rotterdam[12]) y fueron muy eficaces (como las Encomiendas[13][xiv], los Virreinatos, Capitanías Generales, Encomiendas, Cabildos, etc.[14])[xv] En las Capitanías se implementaron las organizaciones militares con sus nuevas técnicas y disciplina fueron desarrolladas por Carlos I  (V de Alemania) produciendo, con el Príncipe renacentista par excellance Felipe II, el ejército más poderoso del mundo (hasta la derrota, por la natura, del “la Armada Invencible”), pero no se debe olvidar los distintos ejércitos de las Colonias;

3º Las maravillosas producciones artísticas de artistas renacentistas acogidos por la corte española como El Greco, y de los mismos españoles, desde Alonso Berruguete hasta Velásquez, además de los miles de grandes artistas pintores músicos y escultores americanos, como los anónimos bolivianos, pintores de los “Arcángeles Arcabuceros”, y los compositores barrocos de “las misiones” de jesuitas de las “Chuiquitanías”. También llegan a las Américas, pintores flamencos como Simón Pereyns e italianos  como Mateo Pérez de Alesio, Angelino Medoro); Grandes pintores del Renacimiento español son: Pedro Berruguete, Paolo de San Leocadio, Yáñez de la Almedina y Fernando de los Llanos. Pero destacan El Greco aunque su reconocimiento como genio de la pintura del Renacimiento y el manierismo en España procede del siglo XIX. Alonso Berruguete: formado en Italia, donde permaneció más de 10 años. Juan de Borgoña: introductor de las formas del Quattrocento en Castilla. Luis de Morales: quien aplica las técnicas del sfumato de Leonardo da Vinci a sus composiciones básicamente flamencas. Alonso Sánchez Coello, con influencias italianas de Tiziano. Juan Fernández de Navarrete o Navarrete el mudo, que llevó a España la influencia veneciana. Vicente Macip y su hijo, Juan de Juanes, seguidores en Valencia de Leonardo da Vinci y Rafael. El entierro del Conde de Orgaz de El Greco sigue siendo una de las más grandes obras del Renacimiento de todos los tiempos (pero lo es casi toda su obra). En él contraponen los críticos la composición clasicista y los rasgos manieristas y esa extraña espiritualización de los personajes cuyas figuras se alargan en un mundo onírico trágico pero alucinantemente surreal y espiritual. En verdad, es mucho más que eso.
Destacaron en el Renacimiento de Hispanoamérica las imágenes de la Virgen del Cerro en Bolivia, con una iconografía de raíces autóctonas  y los Arcángeles Arcabuceros (lo mejor de la pintura de Suramérica de autores anónimos)Llegan de Sevilla pintores españoles como Alonso Vázquez, Alonso López de Herrera, flamencos como Simón Pereyns e italianos  como Mateo Pérez de Alesio, Angelino Medoro y, con ellos, se expandió el renacimiento en  la pintura americana junto con la cultura humanista. En escultura, las tallas  y retablos para iglesias, confeccionadas generalmente en madera recubierta con yeso y decorada sobre un fondo de plata y oro. A fines del siglo xvi nacieron las primeras escuelas locales, como la quiteña, la cuzqueña y la chilota, destacando la labor patrocinadora de la orden jesuita.

5º Los poetas, narradores, y pensadores del humanismo renacentista español alcanzan el momento más grande de la literatura  en lengua castellana y uno de los más influyentes  momentos de la escritura universal. Basta citar a Nebreja, Juan Luis Vives, el Marqués de Santillana, Jorge Manrique, Fernando de Rojas (autor de la Celestina), Garcilaso de la Vega, Francisco Quevedo, Luis de Góngora, Calderón de la Barca, y por supuesto Miguel de Cervantes educado en la renacentista Alcalá de Henares. Si pensamos en los  principales dramaturgos de todo el Renacimiento destacan dos italianos, tres españoles y dos ingleses: Niccolò Macchiavello, Pietro Aretino; Bartolomé Torres Naharro, Lope de Rueda y Fernando de Rojas, (autor de la gran obra La Celestina de 1499) y, los ingleses, Christopher Marlowe y William Shakespeare.  

La antigua biblioteca de la Universidad de Salamanca, institución tuvo una relevancia fundamental para las ciencias y las humanidades durante el Renacimiento español. Ejemplo de ello es aquella obra donde está Antonio de Nebrija impartiendo gramática en presencia del mecenas Juan de Zúñiga. Ya en los tiempos medievales, el conocimiento clásico de los griegos se había difundido lentamente por Europa, a través de tratados y traducciones árabes desde Toledo y Palermo. Las Cruzadas pusieron a muchos europeos en contacto con el conocimiento clásico, preservado por los árabes, pero más importante en este aspecto fue la reconquista española del siglo XV y la traducción resultante desde la literatura árabe por los arabistas de la Escuela de Salamanca que recogieron el legado de los filósofos aristotélicos de Córdoba, como Maimonides, pero además empezaron a traducir del árabe importantes escritos de matemáticas, geometría y filosofía. Pero como Carlos I defendió las teorías de Erasmo de Rotterdam y la nueva corriente humanista (se decía fiel seguidor del Erasmismo), Juan Luis Vives enseño el Humanismo Renacentista y también a Erasmo amparado por el Rey.

Más que por la arquitectura, la Universidad de Salamanca, junto con la de Valencia, la de Valladolid y la de Alcalá de Henares, expandieron el estudio de los griegos y romanos y del humanismo italiano, alemán, francés y holandés. Allí se estudió a Platón, Aristóteles, Agustín y Tomás, pero también a los griegos del inicio y los romanos que los continuaron. Allí estuvo Antonio de Nebrija y Juan Luis Vives, el Marqués de Santillana y Jorge Manrique. Allí se escribió la  Vida del Lazarillo de Tormes, de sus fortunas y adversidades, publicado en 1554. En estas universidades, también, el humanismo renacentista tuvo que lidiar con las tendencias conservadoras y dogmáticas del catolicismo.

 Diego Hurtado de Mendoza es el precursor del renacimiento literario y representa al aristócrata militar y humanista del siglo XVI, compaginador de las armas y las letras a la misma altura. Conocía el latín, el griego, el hebreo y el árabe, además de varias lenguas europeas. Reunió una gran biblioteca, que legó a Felipe II y fue a parar al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Aún hoy en día se conserva y es fuente para muchos clásicos (están los originales de Vitrubio, por ejemplo). Junto a Garcilaso de la Vega y Juan Boscán introdujo los nuevos temas, metros y estrofas de la lírica italiana, si bien, al contrario que estos autores, se inclinó más bien por la sátira maliciosa y picante (la Fábula del cangrejo, por ejemplo), y fue el primero en cultivar el burlesco tema del "soneto del soneto". De todas formas, no dejó de emplear el arte menor y en sus versos líricos trasluce una fina melancolía. Destaca su Epístola a Boscán y el poema mitológico Fábula de Hipómenes y Atalanta.

Entre los poetas estuvo Juan Boscán quien influido por los artistas italianos e instado por Navaggiero, introduce las nuevas formas del renacimiento. Escribió su interpretación y apropiación de la estética del Renacimiento en una carta que publicó como prólogo de uno de sus libros de poesía:  “Estando un día en Granada con el Navagero, tratando con él en cosas de ingenio y de letras, me dijo por qué no probaba en lengua castellana sonetos y otras artes de trovas usadas por los buenos autores de Italia: y no solamente me lo dijo así livianamente, más aún me rogó que lo hiciere... Así comencé a tentar este género de verso, en el cual hallé alguna dificultad por ser muy artificioso y tener muchas particularidades diferentes del nuestro. Pero fui poco a poco metiéndome con calor en ello. Mas esto no bastara a hacerme pasar muy adelante, si Garcilaso, con su juicio -el cual, no solamente en mi opinión, más en la de todo el mundo ha sido tenido por cosa cierta- no me confirmara en esta mi demanda. Y así, alabándome muchas veces este propósito y acabándome de aprobar con su ejemplo, porque quiso él también llevar este camino, al cabo me hizo ocupar mis ratos en esto más fundadamente.” Epístola nuncupatoria de Juan Boscán a la duquesa de Soma.

El poema Hero y Leandro de Boscán es el primero que trata de temas legendarios y mitológicos clásicos. Por otra parte, su Epístola a Mendoza introduce en España el modelo de la epístola moral como un género poético imitado de Horacio, donde se expone el ideal del sabio estoico con su prudente moderación y equilibrio. Aparte de un amplio cancionero petrarquista, Boscán tradujo además Il libro del cortegiano (1528) del humanista italiano Baltasar Castiglione con el título de El Cortesano (1534). Su amigo Garcilaso de la Vega es el definitivo adaptador de las formas italianas, utilizando el verso endecasílabo y los recursos típicos de la poesía italiana: soneto, terceto, canción, lira, la rima interna y los versos sueltos. Otros escritores signados por el Renacimiento son Fernando de Rojas, autor de la novela La Celestina, los Escritores anónimos del Romancero y la pieza maestra de la Novela picaresca Vida del Lazarillo de Tormes.

Se crean géneros tan naturalistas como el celestinesco (Tragicomedia de Calisto y Melibea de Fernando de Rojas, Segunda Celestina de Feliciano de Silva, etc.), la novela picaresca (Lazarillo de Tormes, anónimo, Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, La vida del Buscón de Francisco de Quevedo, Estebanillo González), o la proteica novela polifónica moderna (Don Quijote de la Mancha), que Cervantes definió como «escritura desatada».

La comedia nueva creada por Lope de Vega y divulgada a través de su Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609): una explosión inigualable de creatividad dramática acompañó a Lope de Vega y sus discípulos (Juan Ruiz de Alarcón, Tirso de Molina, Guillén de Castro, Antonio Mira de Amescua, Luis Vélez de Guevara, Juan Pérez de Montalbán, entre otros), Bernal Díaz del Castillo y Santa Teresa («sin afectación alguna escribo como hablo, y solamente tengo cuidado en escoger las palabras que mejor indican lo que quiero decir», escribía Juan de Valdés, de lo que se hacía eco Garcilaso cuando decía «más a las veces son mejor oídos / el puro ingenio y lengua casi muda / testigos limpios de ánimo inocente / que la curiosidad del elocuente») sucederá la lengua más oscura, enigmática y cortesana del Barroco. Y así resulta la paradoja de que la literatura española del Renacimiento de hace cinco siglos es más clara, legible y entendible que la literatura del Barroco de hace tan solo cuatro.
Francisco de Quevedo y un Baltasar Gracián distorsionan la lengua, aportándole más flexibilidad expresiva y una nueva cantera de vocablos (cultismos). El lúcido Calderón crea la fórmula del auto sacramental, que supone la vulgarización antipopular y esplendorosa de la Teología, en deliberada antítesis con el entremés.

Posteriormente, durante el siglo XVII, la expresión literaria fue dominada por los movimientos estéticos del conceptismo y del culteranismo, expresado el primero en la poesía de Francisco de Quevedo, principalmente satírica, moral y filosófico-existencial, y el segundo en la lírica de Luis de Góngora (los Sonetos, la Fábula de Polifemo y Galatea y sobre todo sus Soledades).

La conquista de América dio lugar al género de las Crónicas, entre las que podemos encontrar algunas obras maestras, como las de Fray Bartolomé de las Casas, el Inca Garcilaso de la Vega, Bernal Díaz del Castillo, Antonio de Herrera y Tordesillas y Antonio de Solís. También son espléndidas algunas autobiografías de soldados, como las de Alonso de Contreras o Diego Duque de Estrada.

La literatura renacentista española tuvo un “siglo de oro”, no sólo gracias a la imprenta del renacentista alemán, Gutenberg,  sino porque fue el primer idioma que tuvo una edición de su gramática, la de Elio Antonio de Nebrija. Pero además emergieron los libros de caballería (Amadís de Gaula, 1508) y se inició el género de la picaresca con el Lazarillo de Tormes (1554), esta Calderón de la Barca (el poeta que más inspiró a los filósofos alemanes como Schopenhauer), Quevedo, el poeta espadachín de Alcalá de Henares, y especialmente la obra de Miguel de Cervantes, el más universal de las letras españolas, autor de Don Quijote de la Mancha (1605) y un auténtico renacentista escéptico que ironiza a los actuales desde los antiguos.

Otro humanista renacentista que proyectó esta actitud de pensar desde los antiguos y desde su autonomía fue Bernardino de Sahagún (1499-1590) considerado un pionero de la investigación libre en América por sus métodos de trabajo empleados en el estudio de los pueblos de lengua náhuatl en México. Algunos lo llama el primer escritor contemporáneo otros un precursor de la antropología cultural interpretativa otros el cronista del renacimiento en América.

                                        
4º Las grandes órdenes religiosas (como la de los Carmelitas Descalzos renovada en 1562 por dos humanistas místicos San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila[15], pero sobre todo la de los Jesuitas, forjada en la Alcalá de Henares de Quevedo y Góngora, por Ignacio de Loyola en 1532 – cinco años después de la muerte de Maquiavelo - y aprobada por el Papa en 1540. Nietzsche, otro renacentista tardío que retorno a los “antiche”, reconoció la inmensa importancia del “Cuerpo” de los Jesuitas como una de las más grandes obras de arte universales que proviene del renacimiento español. Se encuentran diez y siete (17) comentarios de Nietzsche sobre los Jesuitas en su obra, dos de ellas nos parecen relevantes para el tema, por eso las insertamos (las otras las transcribimos en la Nota Final).

Dijo en Más allá del Bien y del Mal: “La obra de arte, donde se manifiesta sin artista (wo es ohne Künstler erscheint), por ejemplo, como Cuerpo  (als Leib) como Organización (el Cuerpo de oficiales prusianos, la Orden jesuita). Hasta dónde el artista es sólo un elemento previo. El mundo como obra de arte auto engendrada en sí.” [16]

En otro lugar, en los Escritos Póstumos (Nachlass) de los años ochenta, Nietzsche vio los alcances, estéticos y ontológicos, en la historia contra la metafísica platónico cristiana del jesuitismo (lo cual, creemos que Maquiavelo hubiese celebrado): “la lucha contra la opresión cristianismo-eclesiástica” (der Kampf gegen den christlich-kirchlichen),es decir, contra “el “platonismo para el >>pueblo<<” (Platonismus für's >>Volk<<), “…se ha buscado, en gran estilo (im großen Stile)…una vez a través del jesuitismo (durch den Jesuitismus), y la segunda, a través de la ilustración democrática (durch die demokratische Aufklärung)”.[17] [xvi]. Una proyección del significado de estas palabras (pensar a los Jesuitas como obra de arte sin artista, como Cuerpo, que ha dado la máxima lucha, con Gran Estilo, contra el platonismo cristiano), es algo de primera importancia para entender la filosofía de Nietzsche y está por hacerse. Es muy importante, otorgarle, para una justa comprensión del Renacimiento español y americano, el verdadero significado y relevancia histórica a la Compañía de Jesús. Por ello anexamos una larga Nota Final que da algunas indicaciones de su correcta comprensión.[xvii]

5º las grandes construcciones arquitectónicas (de la que El Escorial sigue siendo la más importante “obra arquitectónica pura del renacimiento”, además de las miles de Iglesias y monasterios renacentistas realizadas en España y América durante los siglos XVI, XVII y XVIII).

El centro de la producción renacentista se dio en Andalucía con Diego de Siloé (fachada de la Catedral de Granada y la Sacra Capilla del Salvador de Úbeda); Pedro Machuca (Palacio de Carlos V en Granada), decididamente clásico. Esta obra que instalada en el medio de la Alhambra contrasta con la delicadeza más humanista y exquisita aún de la arquitectura del Al andaluz. La crítica coincide en que este palacio es la muestra del más puro estilo renacentista por el juego de las dos formas geométricas ideales de la arquitectura renacentista: el cuadrado (la planta) y el círculo (el patio interior) en los que se alternan los órdenes clásicos. Es sin embargo un símbolo de la torpeza del poder  el que lo hayan construido en la mitad de una de las Joyas más grandes de la arquitectura universal mostrándolo como un invasor militar en un jardín de exquisiteces intelectuales y artísticas. Otros arquitectos relevantes son Andrés de Vandelvira (Catedral de Jaén y de Baeza) y Diego de Riaño (Ayuntamiento de Sevilla).

A mitad del siglo XVI, la iniciación del Monasterio de San Lorenzo del Escorial impulsada por Felipe II, realizada por Juan Bautista de Toledo (fallecido en 1567) y concluida por Juan de Herrera introduce los mejores conceptos de la arquitectura con las proporciones de la medida aurea  provenientes de Italia, con la sobriedad castellana. El Monasterio de El Escorial, que es a su vez, Panteón, Monasterio, Palacio y en los entornos se construyo diversas edificaciones para la Corte de  los reyes españoles, cristalización de las ideas y de la voluntad de su creador, Felipe II de España, denominado correctamente “un príncipe renacentista”, más que su tatarabuelo Fernando el Católico.

Por otro lado está la fachada de la Universidad de Salamanca, construida hacia 1529, es  del tipo fachada-retablo, de autor anónimo. La investigación de esta obra destaca los elementos italianizantes como amorcillos, grutescos y tondos (el central con la imagen de los Reyes Católicos) y algunas permanencias del gótico tardío. Así mismo se ha coincidido en que se considera el ejemplo más acabado del plateresco español, por la exquisita calidad de la talla y su exhaustiva minuciosidad. En el antepecho del claustro pueden observarse siete emblemas renacentistas.

Este estilo renacentista legitimado por Felipe I, de Juan de Herrera, dominó la arquitectura española durante casi tres  siglos, y entre sus seguidores se encuentran figuras tan relevantes como Francisco de Mora, Juan Gómez de Mora o el portugués Juan Gómez de Trasmonte establecido en México, donde alcanzó a ser maestro mayor de su catedral ya en el siglo XVII. Todavía en el siglo XX arquitectos como  Mujica Millán construían en América con elementos del estilo Herreriano, como la catedral de Mérida, Venezuela, 1956.

En todos los casos, los conceptos de la pintura, el humanismo, el retorno a los antiguos, la arquitectura y el urbanismo de España en el Renacimiento, fueron llevados a las colonias de América, dónde encontraron un inmenso campo para su difusión y apropiación en múltiples traducciones libres y fermentadas del Renacimiento que se dio a lo largo de más de cuatro siglos, cuando menos, y que recibió, también, a estilos posteriores como el Barroco Latinoamericano.

Las primeras muestras de arquitectura renacentista en América tuvieron rasgos góticos pero pronto se ve el purismo y el plateresco (Catedral de Santo Domingo). La arquitectura se desarrolló por orden real, pues el primer edificio que se debía construir en cualquier nueva ciudad debía ser una iglesia. Durante la primera mitad del siglo xvi fueron las órdenes religiosas las encargadas de la edificación de numerosas iglesias en México, Perú, Bolivia y Argentina.  A mediados de siglo XVI se empezaron a construir grandes catedrales, como las de México, Puebla y Guadalajara. Se sigue por lo general la planta rectangular con testero plano, tomando como modelos la Catedral de Sevilla, la de Jaén y la de Valladolid. En Perú, en 1582 se inició la Catedral del Cuzco y, en 1592, la de Lima, ambas obras del extremeño Francisco Becerra. En Argentina está la Catedral de Córdoba, obra del jesuita Andrés Blanqui.

6º El despliegue del Renacimiento filosófico humanista y el científico naturalista (geográfico, fisiológico, cosmológico) tuvo una buena recepción por los Reyes Católicos y por sus descendientes, especialmente por Carlos I y Felipe II (los príncipes renacentistas de España) y por una parte significativa de la Corte (hasta más allá de la llegada de los Borbones, en 1700), y  en Hispanoamérica fueron incorporados como adoptados y perduraron hasta el siglo XX, sin que se dejen someter por la filosofía metafísica-subjetiva-cartesiana y por el modelo de las ciencias y las técnicas instrumentales, lógico-matemáticas, analíticas e ilustradas, fundadas en el proyecto del dominio de la naturaleza, el hombre y la sociedad.

En España el pensamiento filosófico mostró un especial interés por la lingüística, tanto clásica como vernácula (además del ya mencionado Antonio de Nebrija está Benito Arias Montano). La corriente escéptica estuvo representada por Francisco Sánchez, mientras que el humanismo católico anti escolástico contó con la figura de Juan Luis Vives.  Hubo entre los que estaban contra el Renacimiento y contra la Reforma de Lutero y Calvino, es decir, entre los neoplatónicos y tomistas, seguidores muchos de ellos de la tendencia Savonarola, una dura discusión filosófica y legal sobre el estatuto que debían tener los indios, y el trato que debía dárseles (de humanos o no), lo que se llamó “las Polémicas de Indias”. Luego se aceptó que debía protegérseles y evangelizárseles, lo que se buscó llevar a cabo mediante el sistema de la encomienda.
La exploración del Nuevo Mundo y Asia estimuló más que en ninguna parte del mundo el desarrollo de técnicas para la geografía y la navegación, en España, La institución del saber geográfico en España fue la Casa de Contratación de Sevilla y desde 1512 se elabora un mapa llamado Padrón Real que se actualizaba periódicamente. En 1552 se creó la cátedra de Navegación y Cosmografía. En 1500, Juan de la Cosa, trazó el primer mapa en el de las costas americanas. Un mapa español realizado en la Casa de Contratación en 1522, atribuido a Nuño García Torreño (1495-1573), presenta un sistema de proyecciones polares equidistantes. Por encargo del rey Felipe II, Francisco Hernández de Toledo realizó la primera expedición científica moderna para el estudio de la historia natural del continente americano (mucho antes que Humboldt, en 1570 a 1577.
En el Quattrocento, en el norte de Italia y en la Corona de Aragón se iniciaron autopsias reglamentarias en ciertas universidades. En 1501 la Universidad de Valencia funda la primera cátedra de cirugía en España, que servirá de modelo para las posteriores. El flamenco Andrés Vesalio (1514-1564), quien fue médico de Carlos V y Felipe II, desarrolló el campo de la moderna anatomía, en la obra De humani corporis fabrica (1543),  y entre los discípulos españoles de Vesalio sobresalen Pedro Jimeno, Luis Collado y Juan Valverde de Amusco, autor de la Historia de la composición del cuerpo humano (Roma, 1556). Las más importantes universidades españolas se adaptaron con prontitud y crearon cátedras de anatomía: Valencia en 1549, Valladolid en 1550, Salamanca en 1551 y Alcalá de Henares hacia 1560.

Una de las innovaciones del Renacimiento, es la obra De revolutionibus orbium coelestium (1543) de Nicolás Copérnico tuvo una buena acogida en la Universidad de Salamanca. En sus Estatutos de 1561 figura como lectura opcional, y en los de 1594 es de lectura obligatoria. Diego de Zúñiga, quien fue alumno de esta universidad, se convirtió en uno de los pocos heliocentristas tempranos (siglo XVI) al defender en In Job Commentaria (1584) la validez de la nueva teoría. Por ello fue mencionado explícitamente junto a Copérnico en la condena que sobre ella decretó la Iglesia en 1616, al tiempo que su Job ingresaba en el Índice de libros prohibidos junto con De revolutionibus. Por otro lado en 1582 se crea la Academia Real de Matemáticas de Madrid, que duraría casi dos siglos, donde se enseñaba, a Copérnico, Cardano, Tartaglia, Galileo Un destacado astrónomo español de esta época es Jerónimo Muñoz. Cobró notoriedad en Europa a raíz del informe que, a petición de Felipe II, publicó sobre la supernova de 1572.

Esta migración del Renacimiento a la España y luego a sus Colonias, continuó estabilizándose y expandiéndose, con una de las mejor planificadas y estables colonizaciones de la historia (no nos referimos al “Descubrimiento” ni a la “Conquista”, hecha por rudos extremeños y aventureros de mentalidad parcialmente medioeval, menos Colón, otro gran renacentista), fue continuada por Carlos II y Felipe III. Una nota curiosa es que a pesar del alarde del Imperio español con la Inquisición, muy pocas personas fueron quemadas “en este reino” en la hoguera, en proporción a los Países Bajos, Alemania o Polonia (por brujería no más de 59, mientras en Polonia cerca de 10.000 y en Alemania más de 20.000. En total en España se realizaron 44.674 juicios, entre 1540 y 1700, pero sólo el 1.8 % fue condenado. De ellos el 1.7 % no fue condenado. En total fueron en torno a 3000 ejecutados. [xviii]

La diferencia entre la dedicatoria de Il Príncipe, de Maquiavelo que nunca fue publicada en vida del Fiorentino y nunca tuvo incidencia sobre Príncipe alguno de su época, fue, que en el caso de la Dedicatoria de la traducción de Grazian de la obra de Tucídides, el “Príncipe” del Imperio español de entonces, si la leyó, e incluso si aplicó los presupuestos ontológicos del realismo de la Physis-política de Tucídides al creciente Reino de las Indias, con una eficacia renacentista  tal, que fue uno de los imperios más estables del planeta. Se podría afirmar que el modelo español del renacimiento que se implementó en América Hispana perduró hasta mucho después de la emergencia de las Repúblicas, hasta casi fines del siglo XX (donde aún se construían iglesias con el modelo renacetista de la forma en cruz, la cúpula central y las dos naves laterales, e incluso se leían las misas en latín hasta mediados de los años sesenta, para no hablar de la incidencia de las diversas órdenes religiosas católicas en los países Hispanoamericanos).

Sólo por los excesos del nacionalismo republicano y de los caminos de las ideologías, Liberales y Marxistas anti imperialistas, en general, del siglo XIX y XX, se ha impedido ver el significado del Renacimiento en América. Esta es una investigación que aún está pendiente para la historia de nuestra época.
















[1] Este escrito forma parte del segundo capítulo de un libro MAQUIAVELO Y LOS ANTICHELA (H)ISTORÍA COMO FILOSOFÍA Y LA POLÍTICA COMO PHYSIS, DESDE LA INTERPRETACIÓN DE HEGEL Y NIETZSCHE. Este trabajo fue concebido inicialmente para el COLOQUIO: “EL PRINCIPE” DE MAQUIAVELO. V CENTENARIO, SU ACTUALIDAD FILOSÓFICA (05 de diciembre de 2013) en el Auditorio César Rengifo de la  Universidad de los Andes, organizado por el Doctorado en Filosofía, el Centro de Investigaciones Estéticas y la Dirección General de Cultura y Extensión-ULA. También fue expuesto, parcialmente, en el Encuentro, Homenaje a Il Príncipe, de Maquiavelo, organizado por la Embajada de Italia en Venezuela, FUNDACEM-Mérida y Cancillería, en el Centro Cultural Tulio Febres Cordero de Mérida el 12 de diciembre de 2013.
Esta breve Nota pretende situar el significado del Renacimiento entonces y después de Maquiavelo (y de los “antiche”) en “tiempos” del humanismo y su posterior permanencia en América.

[2] Kritisch Gesamst Werke (KGW) y la Kritisch Studien Ausgabe (KSA), - Götzen-Dämmerung oder Wie man mit dem Hammer philosophiert. Von Friedrich Nietzsche. Leipzig. Verlag von C. G. Naumann. 1889. Según la edición electrónica: Page Break id='GD' KGW='VI-3.151' KSA='6.157', Aphorism id='GD.10-Text-3' kgw='VI-3.151' ksa='6.157'
F. Nietzsche, Crepúsculo de los Ídolos o Cómo se debe filosofar con el martillo; Lo que debo a los Antiguos,(1888), Primera edición en «El Libro de Bolsillo»: 1976, Traducción, introducción y notas: Andrés Sánchez Pascual Madrid, P.68,-
F. Nietzsche, Fragmentos PóstumosVolumen I, II y IV, (1869-1874) (1875-1882) (1885-1889), Tecnos, Edición española, dirigida por Diego Sánchez Meca, 2.a edición, 2008

[3] Las dos traducciones previas de Tucídides no fueron impresas sino que se hicieron en Libros manuscritos copiados por monjes. Las manuscritos están disponibles en digital, de libre descarga,  en la página http://weblioteca.uv.es/europeana/pdf/uv_ms_0392_p0439-0442.pdf
-. De bello Peloponnesiaco. Nápoles, entre 1407 y 1457. (en latín) Valla, Lorenzo, 1407-1457, trad.  Mennio, Giovanni Rinaldo, 1472-1494, cop  Majorana, Cristoforo, fl. ca. 1480-1494, il    Francesco di Antonio, del Chierico, 1. [Colección Digital, Doctorado en Filosofía ULA-Mérida, Venezuela.]
-. Thucididis Historiarum liber a Laurentio Vallensi traductus. Italia, 1450-1499. (en latín) ([entre 1450 i 1499]). [Colección Digital, Doctorado en Filosofía ULA-Mérida, Venezuela.]

[4] La traducción de Diego Gracián, Salamanca, 1564. Fue publicada luego por la Librería de la Viuda de Hernando, Madrid, 1889 y en 1986 fue reeditada con el título de: Tucídides, Historia de la guerra del Peloponeso, Titulo original: 'Ιστοίαι (del —404 al —396) EDICIONES ORBIS, S.A. Introducción: Antonio Alegre, Traducción: Diego Gracián. 1986. La edición original incluía esta curiosa e inteligente portada:
“Historia de \ Thucydides / Que trata de las guerras entre los Pelo-/poneses y Athenienses. La qual, allende las / grandes y notables hazañas por mar y / tierra, de los unos y de los otros y de / sus aliados y confederados, está llena de / oraciones y razonamientos prudentes y / avisados a propósito de paz y de guerra. / Traduzida de len-/gua Griega en Castellana, y dirigida al muy alto y muy poderoso Señor / D. Carlos, Princi-/pe de las Españas, etc. nuestro señor. / Por el Secretario / Diego Gracián, criado de su Cathólica y Real / Magestad del Rey D. Philippe / nuestro señor. / Con privilegio por diez años. / En Salamanca. / En casa de Juan de Canova / 1564.”
Diego Gracián de Alderete había traducido, en 1552, la Anábasis de Jenofonte al castellano: “Las obras de Xenophon, trasladadas de Griego en Castellano por el Secretario Diego Gracián, divididas en tres partes. Dirigidas al Sereníssimo Príncipe Don Philippe nuestro señor. Traducción -«con privilegio para los reinos de Castilla y de Aragón”.
Otras ediciones actuales en castellano de Tucídides:
FRANCISCO RODRIGUEZ ADRADOS: Historia de la guerra del Peloponeso, Biblioteca Clásica Hernando (Madrid, 1952—1955).
DAVID GONZALEZ MAESO: Historia de la guerra del Peloponeso, en Historiadores griegos, Aguilar (Madrid, 1969).

TUCÍDIDES, HISTORIA DE LA GUERRA DEL PELOPONESO, LIBROS I-II, INTRODUCCIÓN GENERAL DE JULIO CALONGE RUIZ, TRADUCCIÓN Y NOTAS, DE JUAN JOSÉ TORRES ESBARRANCH, EDITORIAL GREDOS, Madrid, 1990.

[5] Transcribimos un pasaje de esta dedicatoria del Secretario Diego Gracián, al Príncipe del Reino de España:

“Al  Serenissimo Muy Alto y muy Poderoso Señor D. Carlos, Príncipe de las Españas, etc., nuestro Señor: El Secretario Diego Gracián, criado de Su Majestad.” “Considerando cuanto convenga a los Reyes y príncipes saber todas maneras de historias verdaderas, y principalmente aquellas que tratan de las vidas y  hechos de Reyes y grandes príncipes y de las policías griegas y romanas, propuse de traducir en castellano algunas obras e historias griegas. En estas son los Morales de Plutarco, para la Majestad Imperial de gloriosa memoria; los Comentarios y obras de Jenofonte... los preceptos de Isócrates y el Agapeto  de la gobernación del reino para el Serenissimo Rey de Bohemia. Y ahora esta historia de Thucydides para Vtra. Alteza... En la cual yo he tenido harto trabajo, así por la gran dificultad del estilo de la historia como porque la traducción latina y otras traducciones y los comentarios griegos que hay de esta obra... están imperfectos y faltos en muchos lugares y mayormente en los passos mas curiosos.


[6] El Príncipe, XVII, De la crueldad y de la clemencia, y de si es mejor ser amado que temido o viceversa

[7] El Príncipe, XXI, Qué  debe gobernar un príncipe para dquirirse reputaciónl

[8] Discorsi, Libro II, CAPITULO XII, Si se tiene miedo, temiendo ser asaltado,  atacar o esperar la guerra.

[9] Discursos sobre la primera década de Tito Livio (Discorsi). Libro II, CAPITULO XII, Si cuando se teme ser atacado vale más llevar la guerra a la tierra enemiga que esperarla en la propia

[10] Maquiavelo en el epistolario con Vettori señala a Fernando el Católico como el responsable de todas las ruinas de Italia, afirmación que, sin embargo, corrige Vettori.

[11] Se establece 1492, año del descubrimiento de América, como el inicio del Renacimiento italiano en España y está guiado por la apertura a las artes plásticas, la literatura, la ciencia, y la antigüedad clásica y en especial la tradición grecolatina, pero por hechos históricos precisos como: la unificación del reino con la toma Granada, última ciudad de la España islámica, y las expulsiones de judíos desde el 31 de marzo de 1492. Los musulmanes serán obligados a convertirse en 1504. La publicación de la primera gramática de una lengua vulgar europea: La Gramática castellana de Antonio de Nebrija. La alianza de Fernando de Aragón con la familia de “los Mendoza”, Condes de Tendilla, que utilizan “el nuevo estilo”. El hijo de del Conde de Tendilla fue un precursor de la poesía renacentista. (Véase la Nota Final*).
 Sin  embargo, Isabel la Católica promueve  un “gótico exaltado y personal” ajeno al Renacimiento (se sabe de la poca cultura de Isabel y sus estilos rudos y austeros). Pero el arte del Quattrocento se instala en España cuando en Italia toca a su fin y muchos artistas emigran a la corte de Felipe II. Se importan artistas de Italia, se envían aprendices a los talleres italianos, se traen diseños, plantas arquitectónicas, libros y grabados, cuadros, etc., de los cuales se inspiran personajes, temas y composición. El patrocinio directo del emperador Carlos V, I de España, y nieto de Fernando el Católico, produjo bellas obras del especial y único estilo renacentista español, ejerciendo una labor de mecenazgo sobre artistas como Alonso de Covarrubias o Tiziano. Este nuevo arte era llamado “la manera antigua” puesto que remite a la antigüedad clásica.

[12] Véase el capítulo sobre los antiguos y el renacimiento la exposición de lo fundamental de la filosofía de Erasmo. Tanto Carlos I como Felipe II fueron admiradores confesos de Erasmo de Rotterdam, sin embargo,  por la prohibición en los Índex Librorum de la Inquisición fueron también perseguidos en España algunos de sus seguidores. Éste fue el caso del humanista Juan de Valdés, que debió huir a Italia para escapar al proceso que se había iniciado contra él, o del predicador Juan de Ávila, que pasó cerca de un año en prisión.

[13] La Encomienda, fue una institución que exigía tributo del conquistado en el Medioevo europeo. Pero en la colonización (no conquista) de América, tuvo varios momentos y fue mucho más liberal y eficaz de lo que se señala. Por ejemplo, en 1503 Nicolás de Ovando, Encomendadero escribiría a la Corona instando a instrucciones para que la conversión al cristianismo de los indios se hiciera sin someterlos a fuerza alguna, a que los indios en lugar de vivir de forma dispersa y primitiva "se congregaran en pueblos, como están las personas que viven en nuestros reinos" y que se fomentaran los matrimonios interraciales, en vistas a una más pronta civilización y cristianización. Por ello, a partir de 1505 se dejó de repartir indios y comenzó a encomendarlos. En 1509, la Corona decretó que la encomienda no podía considerarse a perpetuidad y que los indios sólo podían ser encomendados por un periodo máximo de dos años. La encomienda dio lugar a abusos y, en algunos casos, a una especie de esclavitud encubierta. Esto fue denunciados por los humanistas renacentistas españoles, Fray Antonio de Montesinos y Fray Bartolomé de las Casas. Bartolomé de las Casas llegaría a ser atendido por Carlos I y Felipe II. En 1512 las denuncias de Fray Montesinos, relativas a algunos abusos de estas primeras encomiendas, provocan la inmediata promulgación de las Leyes de Burgos ese mismo año, ampliadas un año después, donde se desarrolla y define de manera explícita el sistema laboral en las encomiendas, con los siguientes derechos y garantías de los indios y las obligaciones de los encomenderos de trato justo: “trabajo y retribución equitativa y que evangelizara a los encomendados”. El 9 de diciembre de 1518, esta ley se enriquece estableciendo que solo podrán ser encomendados aquellos indios que no tengan recursos suficientes para ganarse la vida, así como que en el momento en que fuesen capaces de valerse por sí mismos, habrían de cesar en la encomienda. Las leyes llegaban a obligar a enseñar a leer y escribir a los indios.
En 1547 Carlos I, se crean las Leyes Nuevas, donde queda consignado que: “No se asignarán nuevas encomiendas, y las ya existentes habrán de morir necesariamente con sus titulares. Quedan suprimidas aquellas encomiendas que obraban a favor de miembros del clero, de funcionarios públicos, o de personas sin título de conquista. Se limita considerablemente el importe de los tributos que habían de satisfacer los encomendados. Es abolida definitivamente cualquier forma de esclavitud que pudiese quedar, así como cualquier otra categoría de trabajo forzoso.”De ahí que la Conquista pudo estabilizarse como Colonia y además expandir el humanismo renacentista, al menos parcialmente. (Véase la Nota Final ampliando la información de las Encomiendas).

[14] El Virrey o Viosorrey fue la figura administrativa durante la Colonia española en América responsable de administrar y gobernar en representación de la corona española, un país o una provincia. El título de virrey lo encontramos en el siglo XIV en un documento en latín de Pedro el Ceremonioso (1381). A mediados del siglo XVI, se introdujo en la Corona de Aragón la palabra virrey derivada de la palabra "visrei" ya utilizada al menos en el siglo XV y del catalán pasaría al castellano "visorey". En los documentos de la Corona de Aragón del siglo XV (1428), redactados en latín, se empleaba el término "vice rex" para refirirse al virrey de Sicilia. El virreinato fue una entidad territorial integrante del Imperio español, establecida en gran parte de América del norte por la Corona durante su dominio en el Nuevo Mundo, entre los siglos XVI y XIX. El cargo de Virrey comienza a aparecer como cargo no hereditario en 1535 con la creación del «Virreinato de la Nueva España» siendo su primer virrey Antonio de Mendoza y Pacheco y en 1542 con la creación del «Virreinato del Perú» siendo su primer virrey Blasco Núñez de Vela. los virreyes eran preferentemente de clase media (generalmente funcionarios de carrera que sean letrados). Virreinato de las Indias (1492-1524): Virreinato de Nueva España (1535-1821). En un comienzo abarcaba desde Alaska hasta Costa Rica y Filipinas. Virreinato del Perú (1542-1824) Virreinato de Nueva Granada (1717-1723, 1739-1819). Virreinato del Río de la Plata (1776-1810).
Capitanía General fue la denominación de un cargo del Imperio español, el cual se confería junto al de virrey, presidente y gobernador —salvo ciertas excepciones en este último caso—, y que conllevaba el mando y organización del ejército y de la jurisdicción que formaban parte de éste. Por extensión, se denominó así a la zona territorial donde el capitán general ejercía sus competencias. Las capitanías generales en Indias eran instituciones militares de rango máximo pero también donde no había presencia del Virrey, fueron gobierno indiano. Las capitanías generales que son las siguientes: Capitanía General de Santo Domingo (1526) Capitanía General de Guatemala (1540) Capitanía General de Chile (1541) Capitanía General de Yucatán (1565)   Capitanía General de las Filipinas (1565) Capitanía General de Puerto Rico (1592) Capitanía General de Cuba (1607) Capitanía General de las Provincias Internas (1776) Capitanía General de Venezuela (1778).
Las Audiencias  Reales tenían como función principal la administración de justicia, en calidad de segunda instancia en los juicios o procedimientos judiciales, a nivel de cortes superiores. Asimismo, ejercían funciones políticas, es decir, facultades propiamente de gobierno, pues la Audiencia actuaba como asesor del virrey, por lo que muchas veces absolvió las consultas formuladas por el virrey. Estas fueron las Audiencias: Audiencia de Panamá (1538) Real Audiencia de Lima (1543) Real Audiencia de Santafé de Bogotá (1549) Real Audiencia de La Plata de los Charcas (1559) Real Audiencia de Quito (1563)  Real Audiencia de Chile (1563-1573; 1606) Real Audiencia de Buenos Aires (1661-1672; 1776) Real Audiencia de Cuzco (1787). (Véase la Nota final sobre algunos ejemplos de Virreinatos renacentistas).
Los corregimientos y Cabildos fueron divisiones administrativas y territoriales de la corona española en el Perú. En 1569 el gobernador y capitán general (no era virrey) Lope García de Castro creó los corregimientos de indios subordinados a los corregimientos de españoles. Los corregimientos fueron gobernados por un alto funcionario nombrado, mayormente, por el Consejo de Indias, denominado corregidor. Los corregimientos tenían facultades políticas (conservaban el orden y la buena marcha del corregimiento), administrativas (cobraban el tributo de los habitantes que vivían en la jurisdicción) y judiciales (hacían cumplir las leyes y resolvían los pleitos surgidos entre los indígenas).
Denominados también, ayuntamientos, municipalidades o consejos municipales, fueron unas instituciones de origen español que se trasplantaron a América. El cabildo tenía múltiples atribuciones administrativas. Entre ellas les correspondía administrar arbitrios, presidir espectáculos públicos, organizar fiestas pomposas al llegar los nuevos virreyes, vigilar el aseo de la ciudad, inspeccionar las calles y organizar la baja policía. Se distinguieron tres tipos de cabildos: correspondientes a las villas y lugares, a las ciudades diocesanas y a las ciudades metropolitanas.

[15] Los grandes escritores religiosos que iniciaron una transformación renacentista de las ordenes de la Iglesia Católica son: Santa Teresa de Ávila 1515-1582 (en su obra utiliza un lenguaje simple del campo de Ávila profundo y fervoroso, como Macchiavelli utilizó el lenguaje provenzano Toscano sencillo, en vez del latín), San Juan de la Cruz e Ignacio de Loyola. Entre sus obras más importantes de Teresa de Ávila, están: El Libro de su vida, autobiografía espiritual, Camino de perfección, donde indica los medios para lograrla, El libro de las fundaciones, El castillo interior o Las MoradasEn 1562, Santa Teresa de Jesús efectúa una reforma en la orden religiosa y fundó el primer convento de Carmelitas Descalzas -Convento de San José - en la ciudad de Ávila. Posteriormente, junto con San Juan de la Cruz, fundó el ramo de los Carmelitas Descalzos (en latín: Ordo Fratrum Discalceatorum Beatissimae Mariae Virginis de Monte Carmelo). San Juan de la Cruz (1542-1591) es un humanista y su obra más importante es el Cántico espiritual, escrito en liras garcilasistas (siguiendo a los renacentistas italianos), inspirado en el Cantar de los Cantares.
Las órdenes religiosas que se establecieron en el Perú fueron la Orden de Predicadores o dominicos, la Orden de Frailes Menores o franciscanos, la Orden de la Merced o mercedarios, la Orden de San Agustín o agustinos y la Compañía de Jesús o jesuitas.
En el marco de la Contrarreforma, la Inquisición trabajó activamente para evitar la difusión de ideas heréticas en España mediante la elaboración de sucesivos Índex Librorum Prohibitorum et Derogatorum: se publicaron índices en 1551, 1559, 1583 y luego, en el siglo XVII, en 1612, 1632 1640.  La Leyenda Negra de la Inquisición en América quedó desmentida por la investigación documental y la historiografía actual. Por ejemplo, en el siglo XVI sólo un natural de Lima fue condenado a la hoguera: el bachiller Juan Bautista del Castillo, por proposiciones contra la fe. El mayor número de causas -blasfemia y delitos relacionados con la sexualidad- perseguía mantener el orden de valores y la moralidad establecidos y se saldaban con la reconciliación y pequeñas penas espirituales. A partir de 1620 la actuación del tribunal se redujo notablemente, con la excepción del proceso a los judaizantes portugueses de 1639, once de los cuales fueron quemados. En el siglo XVIII tan sólo se celebró un auto público de fe, en 1736, y en él se dictó la última sentencia de muerte, recaída contra la judaizante María Francisca Ana de Castro

[16] Nietzsche F., Jenseits von Gut und Böse, (Más allá del Bien y del Mal), Vorspiel eine Philosophie der Zukunft, Vorrede, Gesamstausgabe, Page Break id='JGB' KGW='VI-2.5' KSA='5.13'. Edición de Karl Schlechta, 1956, Edición Digital, pág. 3296, 3297.
En la misma edición de Schlechta se puede encontrar todas las otras citas de Nietzsche a los jesuitas y el jesuitismo, las transcribimos en la Nota Final.
“La obra de arte (Das Kunstwerk), donde se manifiesta sin artista (wo es ohne Künstler erscheint), por ejemplo, como Cuerpo como Organización (als Leib, als Organisation) (el Cuerpo de oficiales prusianos, la Orden jesuita). Hasta dónde el artista es sólo un elemento previo (grado elemental, Vorstufe). El mundo como obra de arte auto engendrada en sí (Die Welt als ein sich selbstgebärendes Kunstwerk).”

[17] “la lucha contra la opresión cristianismo-eclesiástica” (der Kampf gegen den christlich-kirchlichen),es decir, contra “el “platonismo para el >>pueblo<<” (Platonismus für's >>Volk<<), …se ha buscado, en gran estilo (im großen Stile)…una vez a través del jesuitismo (durch den Jesuitismus), y la segunda, a través de la ilustración democrática (durch die demokratische Aufklärung)”.
 “Pero la lucha contra Platón o, para decirlo de una manera más inteligible para el “pueblo”, la lucha contra la opresión cristiano-eclesiástica durante siglos -pues el cristianismo es platonismo para el “pueblo”- ha creado en Europa una magnifica tensión del espíritu, cual no la había habido antes en la tierra: con un arco tan tenso nosotros podemos tomar ahora como blanco las metas más lejanas.”
 “La obra de arte, donde no se manifiesta sin artista, por ejemplo, como organización (el cuerpo de oficiales prusianos, la orden jesuita). Hasta dónde el artista es sólo una elemento previo (grado elemental). El mundo como obra de arte auto engendrada en sí.”
Nachgelassenen Fragmente, [600]




[i] naviamau2006@hotmail.com, 04247675507, CI. 11465922.

[ii] Meine Erholung, meine Vorliebe, meine Kur von allem Platonismus war zu jeder Zeit Thukydides. Thukydides und, vielleicht, der principe Macchiavell's sind mir selber am meisten verwandt durch den unbedingten Willen, sich Nichts vorzumachen und die Vernunft in der Realität zu sehn, — nicht in der „Vernunft“, noch weniger in der „Moral“ Von der jämmerlichen Schönfärberei der Griechen in's Ideal, die der „klassisch gebildete“ Jüngling als Lohn für seine Gymnasial-Dressur in's Leben davonträgt, kurirt Nichts so gründlich als Thukydides. Man muss ihn Zeile für Zeile umwenden und seine Hintergedanken so deutlich ablesen wie seine Worte: es giebt wenige so hintergedankenreiche Denker. In ihm kommt die Sophisten-Cultur, will sagen die Realisten-Cultur, zu ihrem vollendeten Ausdruck: diese unschätzbare Bewegung inmitten des eben allerwärts losbrechenden Moral- und Ideal-Schwindels der sokratischen Schulen. Die griechische Philosophie als die décadence des griechischen Instinkts; Thukydides als die grosse Summe, die letzte Offenbarung jener starken, strengen, harten Thatsächlichkeit, die dem älteren Hellenen im Instinkte lag. Der Muth vor der Realität unterscheidet zuletzt solche Naturen wie Thukydides und Plato: Plato ist ein Feigling vor der Realität, — folglich flüchtet er in's Ideal; Thukydides hat sich in der Gewalt, folglich behält er auch die Dinge in der Gewalt.
Se ha consultado para todas las traducciones, la excelente versión de A. Sánchez Pascual, sin menoscabo de cotejar, cuando así corresponda, la traducción, mejorada en varios aspectos, de la  edición española de los Fragmentos Póstumos, dirigida por Diego Sánchez Meca, donde aparece también este fragmento sobre Tucídides y Maquiavelo.

[iii] El historiador y profesor de filosofía de la ULA-Mérida, Venezuela, Manuel Chopitte, me ha advertido de la importancia de este editor por el carácter novedoso en cuanto a rescate, traducción y publicación de documentos griegos de suma importancia durante el renacimiento, hacer referencia a imprenta Aldina de Teobaldo Mannucci quien, una vez radicado en Venecia, conformó un grupo selecto de estudiosos  de la gramática y la cultura griega así como compiladores-editores de texto conocidos como cajistas (prototipografos). Las instrucciones a los encargados de empastar los libros y los cajistas eran dadas en griego, y el prefacio de todas sus ediciones se escribía en esta lengua. Ciudadanos griegos de la isla de Creta revisaron manuscritos, leyeron pruebas de impresión y le dieron a Mannuccio modelos de caligrafía griega para fundir tipos de este alfabeto. Sin contar a los artesanos empleados en las labores de su taller, Mannuccio mantuvo por lo menos a treinta de estos asistentes griegos dentro de su familia. Su energía, así como la industria editorial de ese tiempo era incesante. En el año de 1495 produjo el primer volumen de la edición de un libro de Aristóteles. Cuatro volúmenes más fueron completados entre 1497 y 1498. Nueve comedias de Aristófanes se publicaron en 1498. De Tucídides, Sófocles y Herodoto fueron publicados los siguientes libros en el año de 1502; el Hellenos de Jenofonte y un libro de Eurípides en 1503 y Demóstenes en 1504. Fuente: Enciclopedia española del siglo diez y nueve, 1844. Scritti sopra Aldo Manuzio, Firenze, Olschki, 1955. M. Battistini e S. Zuffi, Capolavori della mente : Manuzio, Leonardo, Torricelli, Ferraris, Marconi, Milano, Electa, 2002).
El historiador y profesor de filosofía de la ULA-Mérida, Venezuela, Manuel Chopitte, me ha facilitado estas referencias.

[iv] En referencia a la traducción de Graciàn: “En 1564 Diego Gracián de Alderete publica su versión castellana de la Historia de Tucídides. Si bien no es la primera vez que se vierte al historiador griego en territorio hispano, sí se trata de la primera y – por varios siglos – única versión completa 7. La versión castellana de Tucídides no puede desligarse de la figura de su traductor, Diego Gracián, cuyo relato biográfico configuran desde puntos de vista bien diferentes Menéndez Pelayo y Marcel Bataillon, contribuyendo así de manera decisiva a perfilar dos visiones sobre Gracián: la del humanista hispano y la del erasmista, respectivamente 8. Desde la perspectiva historiográfica, el punto de inflexión debe buscarse en el momento en que Diego Gracián pasa de ser circunstancialmente un traductor de Tucídides a convertirse en “el” traductor hispano de Tucídides, es decir, en parte de un relato moderno sobre la historia de la traducción de los clásicos en España. Sin embargo, el nuevo valor historiográfico debe ahora añadirse al discutible valor filológico de su traducción.”
Fuente: http://eprints.ucm.es/11219/1/GarciaJurado_TUCIDIDES_Y_DIEGO_GRACIAN.pdf
Otras fuentes sobre primeras traducciones de Tucídides:
https://digitalis.uc.pt/es/artigo/las_primeras_traducciones_de_tuc%C3%ADdides_y_el_engarce_narrativo_de_la_epip%C3%B3lesis
El historiador y profesor de filosofía de la ULA-Mérida, Venezuela, Manuel Chopitte, me ha facilitado estas referencias.

[v] El Fernández Álvarez, Manuel: Felipe II y su tiempo, Espasa Fórum, Madrid, 1998
Martínez Ruiz, Enrique (dir.): Felipe II, la Ciencia y la Técnica, Editorial Actas, Madrid, 1999,
Batista González, Juan (2007). España Estratégica, guerra y diplomacia en la historia de España. Madrid: Silex ediciones.
Suárez Quevedo, Diego (1989). El Renacimiento y Manierismo en Europa. Madrid: Historia 16.
http://www.biblioteca.org.ar/libros/154668.pdf

Coloquio Internacional "El Renacimiento desde América Latina

https://www.youtube.com/watch?v=IN8z4YK4chY

[vi] NICOLAS MAQUIAVELO, EL PRÍNCIPE, EL ARTE DE LA GUERRA, DISCURSOS SOBRE LA PRIMERA DÉCADA DE TITO LIVIO, VIDA DE CASTRUCCIO CASTRACANI, DISCURSOS SOBRE LA SITUACIÓN DE FLORENCIA. Estudio introductorio de JUAN MANUEL FORTE MONGE, EDITORIAL GREDOS, BIBLIOTECA DE GRANDES PENSADORES, MADRID,

CITAS SOBRE FERNANDO DE ARAGÓN, EL CATÓLICO.
CAPITULO I
De cuantos son los tipos de principados y de que formas se adquieren
Todos los Estados, todos los dominios que han tenido y tienen imperio sobre los hombres han sido y son republicas o principados. Los principados son, o hereditarios, cuando el linaje de su señor haya sido por largo tiempo dominante, o nuevos. Los nuevos, o lo son del todo, como lo fue Milán para Francesco Sforza,* o son como miembros añadidos al Estado hereditario del príncipe que los adquiere, como el reino de Nápoles para el rey de España. P 5.

CAPITULO XII De los diferentes tipos de tropas y de las tropas mercenarias
Sforza padre, a sueldo de la reina Juana de Nápoles, la dejo de repente desarmada, por lo que, para no perder el reino, se vio obligada a echarse en brazos del rey de Aragon.43…Y la consecuencia de su virtud ha sido que Italia se ha visto atropellada por Carlos, saqueada por Luis, violentada por Fernando y escarnecida por los suizos.45.

CAPITULO XVI
De la liberalidad y la parsimonia
El actual rey de Espana, 62 de haber sido considerado liberal, 110 habría realizado ni ganado tantas empresas.
Así pues, un príncipe que quiera no robar a sus súbditos, estar en grado de defenderse, no terminar siendo pobre y despreciado, no verse obligado a convertirse en rapaz, no debe preocuparse en demasía de que se le tache de tacaño, porque es ese uno de los vicios que le permiten reinar. 54

CAPITULO XVII
De la crueldad y de la clemencia, y de si es mejor ser amado que temido o viceversa>i
Todos ven lo que pareces, pocos tocan lo que eres, y esos pocos no se atreverán a enfrentarse a la opinión de los muchos, que tienen además la majestad del Estado de su parte. Y en las acciones de los hombres, y más aun en las de los príncipes, cuando  hay tribunal al que recurrir, lo que cuenta es el fin. Trate, por tanto, un príncipe de vencer y conservar el Estado: los medios siempre serán juzgados honrosos y encomiados por todos, pues el vulgo siempre se deja llevar por la apariencia y el resultado final de las cosas, y en el mundo no hay más que vulgo, careciendo los pocos de sitio donde la mayoría tiene donde apoyarse. Un príncipe de nuestros días, al que es bueno nombrar, jamás predica otra cosa sino paz y lealtad, siendo total enemigo tanto de la una como de la otra; y si hubiese observado una o la otra, lo habrían privado más de una vez de la reputación o del Estado. 60

CAPÍTULO XXI Qué conviene a un príncipe para ser estimado"
Nada eleva la estima de un príncipe como las grandes empresas y el dar de sí ejemplos singulares. En nuestros días tenemos el caso de Fernando de Aragón, actual rey de España, al que casi puede llamarse príncipe nuevo, pues su fama y su gloria han hecho del rey débil que era, el primer rey de los cristianos. Si tomáis en consideración sus acciones las hallareis todas grandísimas y alguna, extraordinaria. Al comienzo de su reinado conquisto Ciranada, 8’ empresa que se convirtió en el fundamento de su poder. En primer lugar, la acometió libre de las restantes preocupaciones y sin tener obstáculo alguno delante; mantuvo centrados en ella los ánimos de los nobles de ('astilla, y estos, pensando en la guerra, dejaron de lado toda veleidad de cambio; mientras tanto, y sin que se exhibieran, su reputación y su poder aumentaban entre ellos. Con dinero de la Iglesia y del pueblo pudo sostener ejércitos, y aprovechar aquella larga guerra para echar los cimientos del suyo, el cual más tarde le procuraría mayor renombre. Además de eso, para lograr llevar a cabo empresas aun más ingentes, sirviéndose siempre de la religión, recurrió a una pía crueldad, y expulso y expolio a los marranos de su reino: una acción mezquina y singular como pocas. Ataco bajo el mismo sayo África, llevo a cabo la campana de Italia y recientemente ha atacado a Francia; de forma que siempre ha realizado y urdido grandes cosas que constantemente han mantenido en vilo y asombrados los ánimos de sus súbditos, y atentos a su desenvolvimiento. Tales acciones se han sucedido tan en fila unas de otras que nunca dio ocasión a los hombres de poder obrar tranquilamente contra. P. 73.

LIBRO PRIMERO, El ARTE DE. LA GUERRA.
 Al volver Fabrizio Colonna de Lombardía, donde había estado militando con mucha gloria suya al servicio del rey católico. 99

Discursos sobre la primera década de Tito Livio (Discorsi). Libro I
Libro I
CAPITULO XXIX                Quien es más ingrato un pueblo o un Príncipe.
En nuestra época, cuantos aun viven saben el genio y valor con que Gonzalo Fernández de Córdoba, guerreando en Nápoles contra los franceses por Fernando, rey de Aragón, venció a sus enemigos y conquisto aquel reino; y como el premio de su victoria fue que Fernando partiese de Aragón, viniera a Nápoles, le quitara primero el mando del ejército, después las fortalezas, y por último, lo llevara consigo a España, donde poco tiempo después murió desdeñado. Tan naturales son estas suspicacias en los príncipes, que no pueden evitarlas ni tampoco ser agradecidos a los que, vencedores bajo su bandera, hacen para ellos grandes conquistas. 333
Discursos sobre la primera década de Tito Livio (Discorsi) Libro I
CAPITULO XL De la creación del decenvirato en Roma y de lo que se debe notar en ella, donde se considera, entre otras cosas, como un mismo suceso puede salvar o perder una republica
Porque los hombres, como decía el rey Fernando, hacen a veces lo mismo que algunas pequeñas aves de rapiña, que en el afán de cazar la presa a que su instinto las incita, no advierten que sobre ellas vuela otra ave mayor con el propósito de devorarlas. 360
Discursos sobre la primera década de Tito Livio (Discorsi) Libro II
Libro II CAPITULO XII Si cuando se teme ser atacado vale más llevar la guerra a la tierra enemiga que esperarla en la propia
Citase también ejemplos modernos. Todo el mundo sabe que Fernando, rey de Nápoles, tuvo en su tiempo reputación de habilísimo príncipe. Al saber, dos años antes de su muerte, que el rey de Francia Carlos VIII quería ir a atacarle, hizo grandísimos preparativos de defensa; pero enfermo, y al acercarse el momento de su muerte, entre otros consejos que dio a su hijo Alfonso fue el de que esperase al enemigo dentro del reino y por nada en el mundo sacara tropas de sus Estados, teniéndolas Unías dentro de ellos para cuando llegasen los franceses. No siguió Alfonso este consejo, y envió a la Romania un ejército que perdió sin combatir, como también sus Estados. 441
Discursos sobre la primera década de Tito Livio (Discorsi) Libro III
CAPÍTULO VI De las conjuraciones
Un español pobre y humilde dio una puñalada en el cuello a Fernando V, rey de España. No fue mortal la herida, pero la facilidad y d propósito de matarle quedaron demostrados….También ha sido de esta clase en la época en que vivimos la conspiración de Coppola contra el rey Fernando de Aragón. A tan elevada posición social llego este Coppola, que no creía le fallase más que el trono, y por ambicionarlo perdió la vida. Y en verdad las conjuraciones de los grandes contra los príncipes que parece debieran ser de más seguro éxito son las de esta clase, porque las dirigen quienes pueden llamarse segundos reyes y tienen la mayor facilidad para realizarlas; pero la ambición de mando que los ciega, ciégales también para dirigir la conjura, pues si supiesen emplear la prudencia en su infame propósito, sería imposible evitar la realización. 521, 524.

DISCURSOS SOBRE LA SITUACION DE FLORENCIA TRAS LA MUERTE DEL JOVEN LORENZO DE MEDICIS Traducción de LUIS NAVARRO Notas de Mikel SARALKGUINOTA DE TRADUCCION
DISCURSUS FLORENTINARUM RERUM POST MORTEM IUNORIS LAURENTII MEDICES'
Maquiavelo en el epistolario con Vettori señala a Fernando el Católico como el responsable de todas las ruinas de Italia, afirmación que, sin embargo, corrige Vettori.

[vii] La palabra riputazione debe entenderse como representación en el sentido lato, esto es como alguien que se presenta por lo que representa, por el atributo de ser lo que la cosa le permite re-presentar. El dar la representación es también el hacer que alguien los represente en lo que ellos le dan, le ponen en su ser el ser su presentación, quitándole el de ser sólo su propio y libre manifestarse sin re-presentar a alguien. El príncipe así escogido, por el pueblo o los grandes, es lo que ellos necesitan que él sea en tanto le otorgan su carácter de ser el lugar donde ellos hacen presencia. Le otorgan su poder para que él sea ese poder que le otorgaron y volcaron en él, y no otro.  “Representación” aquí no debe entendérsela en el sentido moderno como la representación del “sujeto” (del Mundo como Representación). Tampoco como en el sentido de una elección de una persona para que los represente en un determinado poder como en las democracias representativas, esto es, como el delegar un tipo específico del poder individual en un representante público, en una persona que los represente. Menos en el sentido de una “autoridad” (tirano) o “el otorgar el  favor” (debe recordase que Maquiavelo escribe la palabra “col favore de’ popolo” “col favore de’ grandi” o “il favor populare” a continuación en su sentido literal. Por lo que es incorrecto traducir riputiazione por “favor”, como en el caso de Antonio Hermoso Andújar, (Edit. Gredos, Madrid) por “éxito”, o por “fama”, como en otras traducciones.

[viii][viii] CAPITULO XVII De la crueldad y de la clemencia, y de si es mejor ser amado que temido o viceversa
“Un príncipe de estos tiempos, al que no es bueno nombrar, no predica jamás otra cosa, sino paz y lealtad; y si las hubiese observado, a la una como de la otra, le habrían arrebatado más de una vez tanto el Estado como la reputación.” MNA.
“Alcuno Principe di questi tempi, il quale non è bene nominare, non predica mai altro, che pace e fede; e l’una e l’altra, quando e’ l’avesse osservata, gli arebbe più volte tolto lo Stato, e la riputazione.”
CAPÍTULO XXI Qué  debe gobernar un príncipe para dquirirse reputaciónl
“Ninguna cosa ha de estimar tanto un Príncipe, como hacer las empresas grandes, y el dar de sí ejemplos raros. En nuestros tiempos tenemos a Fernando Rey de Aragón, presente Rey de España. A éste se puede llamar casi príncipe nuevo, porque de un rey débil ha devenido, por la fama y por la gloria, como el primer rey de los cristianos; y si se considerase las acciones suyas, las encontrarán todas grandísimas y algunas extraordinarias. MNA.
CAPITOLO XXI. Come si debba governare un Principe per acquistarsi riputazione.
“Nissuna cosa fa tanto stimare un Principe, quanto fanno le grandi imprese, e il dare di sè esempi rari. Noi abbiamo nei nostri tempi Fernando Re d'Aragona, presente Re di Spagna. Costui si può chiamare quasi Principe nuovo, perchè d'un Re debole è diventato per fama e per gloria il primo Re dei Cristiani; e se considererete le azioni sue, le troverete tutte grandissime, e qualcuna straordinaria.
Libro II CAPITULO XII Si se tiene miedo, temiendo ser asaltado,  atacar o esperar la guerra.
“Alegare ahora los ejemplos modernos. Todos saben como, Fernando, rey de Nápoles, fue en su tiempo tenido por un príncipe sabiosísimo, alcanzando la fama dos años antes de su muerte.” MNA.
Discorsi, Libro Secondo, CAPITOLO XII. S`egli è meglio, temendo di essere assaltato , inferire , o aspettare la guerra.

[ix] (Referencias: Sermones Quadragesimales super Archam Noe. Venecia, Pietro de' Nicolini da Sabio per Francesco e Michele Tramezzino, 1536.
Deeper Experiences Of Famous Christians de James Lawson, Warner Press, (c)1911, p.73-84
Bonfire Songs: Savonarola's Musical Legacy (1998), de Patrick Macey, Clarendon Press, Oxford)
El historiador y profesor de filosofía de la ULA-Mérida, Venezuela, Manuel Chopitte, me ha facilitado estas referencias.

[x] Estos datos simples que se pueden extraer de cualquier libro de Historia del Renacimiento, menos el de Burckhardt (pues es aún demasiado tardo-romántico) dan una idea del punto de quiebre del Renacimiento italiano. La llegada al poder en Florencia del monje Girolamo Savonarola en 1497 inicia el fin del florecimiento de la ciudad. Savonarola alcanza el poder contra el espíritu (artístico, cultural, científico, humanístico, greco-romano) del Renacimiento - promovió que obras de arte fueran quemadas en la "Hoguera de las vanidades" en Florencia. La República Fiorentina, en la que participó Maquiavelo, de 1494 hasta 1512, significó sólo una transición hacia el retorno de los Médicis. Pero este segundo momento de esta familia fiorentina es mucho más conservador que los del cuatrocentto. Se entiende que es un momento final del espíritu del humanismo y del impulso artístico tardío del renacimiento, a la que luego la crítica de arte denominará “manierismo”. Con los Medicis de nuevo en el poder, como duques de Toscana, la contrarreforma en las iglesias continuó. El mejor ejemplo de ello es que Maquiavelo fue aislado y excluido de la vida política e intelectual de Florencia, desde 1512 hasta su muerte, en 1527. En 1542 se fundó la Inquisición y pocos años después se creó el Index Librorum Prohibitorum, excluyendo un gran conjunto de obras literarias renacentistas entre ellas El Príncipe. Esos son los años en que empieza la migración de los artistas del Renacimiento a los países bajos, a España y luego a América. También las invasiones extranjeras, llamadas Guerras italianas, continuaron por varias décadas. Comenzaron en 1494 con la invasión francesa que devastó el norte de Italia y puso fin a la independencia de muchas ciudades-estado. El año de la muerte de Maquiavelo tuvo lugar el saqueo de Roma, el 6 de mayo de 1527,  por tropas alemanas y españolas, lo cual interrumpió por dos décadas el Renacimiento italiano y el rol del papado como el principal mecenas del arte, y, con ello, el humanismo, los estudios de los “antiche” y todas las otras  maravillas del Renacimiento.

[xi] *Su padre, siguiendo la tradición familiar de los Mendoza de unir las armas con las letras, quiso dar a sus hijos una educación esmerada, contando con los mejores preceptores de la época y se trajo desde Italia a Granada a Pedro Mártir de Anglería. Así el entorno morisco, por un lado, y el espíritu cultivado y renacentista, por otro, marcaron de por vida al joven.
Marchó como embajador a la corte de Enrique VIII, rey de Inglaterra en 1537, que acababa de quedar viudo y donde se le encomendó negociar unas bodas reales que se frustraron. Tras ello fue nombrado embajador en Venecia (1539 - 1547) para representar además a Carlos I en el Concilio de Trento.
Embajador en Roma (1547), fue luego gobernador de Siena, donde sofocó una sublevación. Se le acusó de irregularidades financieras, y el proceso que solicitó para demostrar su inocencia se falló treinta años después con su absolución (1578). De regreso a España, fue proveedor de la Armada de Laredo y en 1556 recibió el hábito de la Orden de Alcántara. Tres años después está en Bruselas; durante la agonía del príncipe Don Carlos (1568), tuvo una disputa violenta con un caballero que desembocó en su destierro a Medina del Campo por orden de Felipe II, destierro que meses después se le desplazó a Granada, donde su sobrino el marqués de Mondéjar le puso al frente del ejército que tuvo que combatir la sublevación de los moriscos. En Granada estuvo hasta 1574, año en que se le permitió el acceso a la Corte, si bien no a Palacio. Murió en 1575 tras serle amputada una pierna que se le había gangrenado. Fue amigo de Santa Teresa de Jesús, con la que mantenía conversaciones piadosas.
Diego Hurtado de Mendoza (hijo) representa al aristócrata militar y humanista del siglo XVI, compaginador de las armas y las letras a la misma altura. Conocía el latín, el griego, el hebreo y el árabe, además de varias lenguas europeas. Reunió una nutrida biblioteca a lo largo de sus múltiples viajes por toda Europa, que legó a Felipe II y fue a parar al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Junto a Garcilaso de la Vega y Juan Boscán introdujo los nuevos temas, metros y estrofas de la lírica italiana, si bien, al contrario que estos autores, se inclinó más bien líricos trasluce una fina melancolía. Destaca su Epístola a Boscán y el poema mitológico Fábula de Hipómenes y Atalanta.por la sátira maliciosa y picante (la Fábula del cangrejo, por ejemplo), y fue el primero en cultivar el burlesco tema del "soneto del soneto". De todas formas, no dejó de emplear el arte menor y en sus versos.
En marzo de 2010 la prestigiosa paleógrafa Mercedes Agulló y Cobo descubrió en un inventario de los papeles de Juan López de Velasco (autor de las correcciones de la edición conjunta censurada del Lazarillo y la Propalladia de Torres Naharro titulada Propaladia de Bartolomé de Torres Naharro, y Lazarillo de Tormes) que aludían, según esta investigadora, a las cajas de documentación perteneciente a Diego Hurtado de Mendoza, la frase «Un legajo de correcciones hechas para la impresión de Lazarillo y Propaladia», lo cual la llevó a escribir el libro titulado A vueltas con el autor del Lazarillo en el que postula «una hipótesis seria sobre la autoría del Lazarillo, que fortalecida por otros hechos y circunstancias apunta sólidamente en la dirección de don Diego».
[xii] Belenguer, Ernest (1995). El Imperio Hispánico 1479–1665. Grijalbo Mondadori.
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Opuscula varia (Lovanii, 1519) : colección de opúsculos donde encontramos la que fue su primera obra de carácter filosófico De initiis, sectis et laudibus philosophiae.
Adversus pseudodialecticos (Selestadii, 1520): presenta la lectura de los clásicos, como humanista que es, como medio para adquirir agilidad mental.
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[xiii] Tras la muerte, el 1 de noviembre de 1535, de Francisco II, último Sforza, el Ducado de Milán quedó sin soberano. Los reyes de Francia, emparentados con la familia Visconti, reclamaban el ducado. Esta fue una de las causas de las sucesivas guerras italianas. Francisco I vio en la muerte del duque de Milán una nueva oportunidad para hacerse con el territorio, originando una tercera guerra contra Carlos I de España, que acabó con la Tregua de Niza en 1538.
En 1540 el ducado seguía sin soberano, estando a cargo de un gobernador. En un primer momento, el propio Carlos I pensó nombrarse a sí mismo duque, ya que Milán era un Estado feudatario del Sacro Imperio Romano Germánico y, el emperador tenía potestad para conceder el título. Pero esto podría ser considerado un casus belli en Francia, y además, dañaría su imagen de libertador y no conquistador. Entonces decidió conceder el título al príncipe Felipe. El 11 de octubre de 1540 fue investido Felipe como duque de Milán. La ceremonia fue secreta y no se consultó con los príncipes electores para evitar problemas internacionales.
En 1542 estalló una nueva guerra entre Francia y España. Entre las condiciones de la Paz de Crépy, que puso fin a las hostilidades en1544, se encontraba la boda de Carlos, duque de Orleans e hijo de Francisco I, con la hija de Carlos I, María de Habsburgo (y los Países Bajos y el Franco-Condado como dote), o con la hija del Rey de Romanos Fernando, Ana de Habsburgo (y Milán como dote). La elección fue Milán, pero en 1545 la muerte del duque de Orleans dejó sin validez los acuerdos. Nuevamente de forma secreta el príncipe Felipe fue investido Duque el 5 de julio de 1546. En 1550 se hizo finalmente público el nombramiento de Felipe y, el 10 de febrero del mismo año, Ferrante Gonzaga, gobernador de Milán, le prestó juramento de fidelidad en su nombre y en el de la ciudad.
A finales de 1553 se anunció la boda de Felipe con su tía segunda María I de Inglaterra. Pero el problema era que Felipe era únicamente príncipe y duque, y era impensable el matrimonio de la reina con alguien de rango inferior. La solución de Carlos I fue renunciar al Reino de Nápoles en favor de su hijo. El 24 de julio de 1554 Juan de Figueroa, enviado especial de Carlos I y regente de Nápoles, llegó a Inglaterra con la investidura formal de Felipe como Rey de Nápoles y Duque de Milán. Al día siguiente se celebraron los esponsales.
El 25 de julio de 1554 Felipe se casó con la reina María I de Inglaterra. Al final de la ceremonia fueron proclamados: “Felipe y María, por la gracia de Dios, Rey y Reina de Inglaterra, Francia, Nápoles, Jerusalén, Irlanda, Defensores de la Fe, Príncipes de España y Sicilia, Archiduques de Austria, Duques de Milán, Borgoña y Brabante, Condes de Habsburgo, Flandes y el Tirol, en el primero y segundo año de su reinado.”

[xiv] La encomienda de la colonización española de América y Filipinas fue establecida como un derecho otorgado por el Rey (desde 1523) en favor de un súbdito español. La encomienda fue una institución que permitió consolidar la dominación del espacio que se conquistaba, puesto que organizaba a la población indígena como mano de obra forzada de manera tal que beneficiaran a la corona española. Supuso una manera de recompensar a aquellos españoles que se habían distinguido por sus servicios y de asegurar el establecimiento de una población española en las tierras recién descubiertas y conquistadas. Pero tuvo varios momentos y fue mucho más liberal y eficaz de lo que se señala. Por ejemplo, en 1503 Nicolás de Ovando, Encomendadero Mayor, heredero de Colón en esta función, escribiría a la Corona instando a instrucciones para que la conversión al cristianismo de los indios se hiciera sin someterlos a fuerza alguna, a que los indios en lugar de vivir de forma dispersa y primitiva "se congregaran en pueblos, como están las personas que viven en nuestros reinos" y que se fomentaran los matrimonios interraciales, en vistas a una más pronta civilización y cristianización. Los repartimientos se institucionalizarán en América por una Real Provisión del 20 de diciembre de 1503.Sin embargo, a partir de 1505 Nicolás de Ovando, que era encomendero mayor de la orden de Alcántara, dejó de repartir indios y comenzó a encomendarlos. La encomienda regulaba, en teoría, las relaciones de reciprocidad entre el encomendero y el encomendado, y por eso tomó carta de naturaleza en el Nuevo Mundo Para evitar recuperar los malos usos y los sistemas medievales abolidos en 1509, la Corona decretó que la encomienda no podía considerarse a perpetuidad y que los indios sólo podían ser encomendados por un periodo máximo de dos años. La encomienda también sirvió como centro de culturización y de evangelización obligatoria. Los indígenas eran reagrupados por los encomenderos en pueblos llamados "Doctrinas", donde debían trabajar y recibir la enseñanza de la doctrina cristiana a cargo generalmente de religiosos pertenecientes a las Órdenes regulares.
La encomienda dio lugar a abusos y, en algunos casos, a una especie de esclavitud encubierta. Estos comportamientos fueron denunciados por auténticos humanistas españoles, como Fray Antonio de Montesinos y Fray Bartolomé de las Casas. Fray Matías de Paz reflexionó desde el punto de vista cristiano mientras que el jurista López de Palaci y Rubios aportó un punto de vista jurídico. Bartolomé de las Casas llegaría a ser atendido por Carlos I y Felipe II. En 1512 las denuncias de Fray Montesinos, relativas a algunos abusos de estas primeras encomiendas, provocan la inmediata promulgación de las Leyes de Burgos ese mismo año, ampliadas un año después, donde se desarrolla y define de manera explícita el sistema laboral en las encomiendas, con los siguientes derechos y garantías de los indios y las obligaciones de los encomenderos de trato justo: trabajo y retribución equitativa y que evangelizara a los encomendados. El 9 de diciembre de 1518, esta ley se enriquece estableciendo que solo podrán ser encomendados aquellos indios que no tengan recursos suficientes para ganarse la vida, así como que en el momento en que fuesen capaces de valerse por sí mismos, habrían de cesar en la encomienda. Las leyes llegaban a obligar a enseñar a leer y escribir a los indios.
En 1527 surge una nueva ley que determina que la creación de cualquier nueva encomienda habrá de contar necesariamente con la aprobación de religiosos, sobre quienes recae la responsabilidad de juzgar si a un colectivo concreto de indios les podría ayudar a desarrollarse una encomienda, o si resultaría contraproducente.
En 1547 Carlos I, tras 50 años de existencia de la encomienda, considera que los indios han adquirido el suficiente desarrollo social como para que todos los indios deban ser considerados súbditos de la Corona como el resto de españoles. Por eso, se crean en 1542 las Leyes Nuevas, donde queda consignado que: No se asignarán nuevas encomiendas, y las ya existentes habrán de morir necesariamente con sus titulares. Quedan suprimidas aquellas encomiendas que obraban a favor de miembros del clero, de funcionarios públicos, o de personas sin título de conquistase limita considerablemente el importe de los tributos que habían de satisfacer los encomendados. Es abolida definitivamente cualquier forma de esclavitud que pudiese quedar, así como cualquier otra categoría de trabajo forzoso.
En el Virreinato de Nueva España, en México, el virrey Luis de Velasco y Ruiz de Alarcón liberó a 15.000 indígenas. En la segunda mitad del siglo XVI el Virrey de Perú Francisco de Toledo trató la supresión del derecho de herencia de las encomiendas con Felipe II pero el tema no se resolvió y Felipe mantuvo la decisión de 1542.

[xv] El Virreinato de la Nueva España fue creado tras la caída de México-Tenochtitlán, evento principal de la Conquista la que propiamente no concluyó sino hasta mucho después, pues el territorio de Nueva España siguió creciendo hacia el norte, a costa de los territorios de pueblos indígenas del desierto. El virreinato de Nueva España fue creado oficialmente el 8 de marzo de 1535. Su primer virrey fue Antonio de Mendoza y Pacheco, y la capital del virreinato fue la Ciudad de México establecida sobre la antigua Tenochtitlán. El virreinato de Nueva
 La organización política dividía el virreinato en reinos y capitanías generales. Los reinos eran los de Nueva España (diferente al virreinato en sí);  Nueva Galicia (1530); Guatemala (1540); Nueva Vizcaya (1562), Nuevo Reino de León (1569); Nuevo México (1598); Nueva Extremadura (1674) y Nuevo Santander (1746). Las capitanías fueron las de Filipinas (1574); Cuba; Puerto Rico y Santo Domingo. Estas subdivisiones territoriales tenían un gobernador y capitán general (que en la Nueva España era el propio virrey, quien añadía este título a sus otras dignidades). En Guatemala, Santo Domingo y la Nueva Galicia estos funcionarios eran llamados presidentes gobernadores, dado que encabezaban reales audiencias. Por esta razón estas audiencias eran consideradas como "pretoriales".
El Virreinato del Perú fue una entidad territorial situada en América del Sur, integrante del Imperio español y que fue creada por la Corona durante su dominio en el Nuevo Mundo, entre los siglos XVI y XIX. El inmenso virreinato abarcó gran parte del territorio de Sudamérica, incluida Panamá. Sin embargo, durante el transcurso del siglo XVIII su superficie sufrió tres importantes mermas al crearse -con parte de su territorio- dos nuevos virreinatos de la corona española: el Virreinato de Nueva Granada y posteriormente el Virreinato del Río de la Plata. Al mismo tiempo el Brasil lusitano extendía sus fronteras hacia la Amazonia.

[xvi] Friedrich Nietzsche, Werke, Herausgegeben von Karl Schlechta, 1956, Edición Digital. Betrachtungen, Erstes Stück,  David Strauß, Der Bekenner und der Schriftsteller. p 261.
 Viertes Stück, Richard Wagner in Bayreuth, p. 834. 55
Viertes Stück Richard Wagner in Bayreuth, p.  1165. 441
Menschliche Alzumenschliche, Zweite Abteilung: Der Wanderer und sein Schatten p. 1672. 158
Jenseits von Gut und Böse Vorspiel einer Philosophie der Zukunft, p. 3296, 3297.
Jenseits von Gut und Böse Vorspiel einer Philosophie der Zukunft 48. p. 3378.
Jenseits von Gut und Böse Vorspiel einer Philosophie der Zukunft  206.  p. 3480.
Jenseits von Gut und Böse Vorspiel einer Philosophie der Zukunft p. 3507- 218
Streifzüge eines Unzeitgemäßen Götzen Dämmerung. 2 p 4029.
Streifzüge eines Unzeitgemäßen Götzen Dämmerung 4 , p. 4031.
Über die Zukunft unsere Bildungs-Anstellen. Vierter Vortrag Gehalten am 5. März 1872 p. 4975
Aus dem Nachlaß der Achtzigerjahre  [998]   [783]  [600] [662]
Über die Zukunft unseren Bildungs-Anstellen, Vierter Vorträge, p. 6258.  p. 6682.

“Und was empfindet ihr bei Winckelmanns Angedenken, der, um seinen Blick von euren groteskenAlbernheiten zu befreien, bei den Jesuiten um Hilfe betteln ging und dessen schmählicher Übertritt nicht ihn, sondern euch geschändet hat?” 
Unzeitgemäße Betrachtungen, Erstes Stück David Strauß Der Bekenner und der Schriftsteller. p 261.

Nur die Differenz der Einsichten trennt sie von ihm, durchaus keine Differenz der Güte oder Schlechtigkeit; aber was man nicht mag, pflegt man gewöhnlich auch ungerecht zu behandeln. So spricht man von der Schlauheit und der verruchten Kunst der Jesuiten, aber übersieht, welche Selbstüberwindung jeder einzelne Jesuit sich auferlegt und wie dieerleichterte Lebenspraxis, welche die jesuitischen Lehrbücher predigen, durchaus nicht ihnen, sondern dem Laienstande zugute kommen soll. Ja man darffragen, ob wir Aufgeklärten bei ganz gleicher Taktik und Organisation ebenso gute Werkzeuge, ebenso bewunderungswürdig durch Selbstbesiegung, Unermüdlichkeit, Hingebung sein würden.
Des Glaubens wegen die Moral verdächtigen
Unzeitgemäße Betrachtungen, Viertes Stück Richard Wagner in Bayreuth, 55. p. 834.

Subordination. – Die Subordination, welche im Militär- und Beamtenstaat so hoch geschätzt wird, wird uns bald ebenso unglaublich werden, wie die geschlossene Taktik der Jesuiten es bereits geworden ist; und wenn diese Subordination nicht mehr möglich ist, läßt sich eine Menge der erstaunlichsten Wirkungen nicht mehr erreichen, und die Welt wird ärmer sein. Sie muß schwinden, denn ihr Fundament schwindet: der Glaube an die unbedingte Autorität, an die endgültige Wahrheit; selbst in Militärstaaten ist der physische Zwang nicht ausreichend, sie hervorzubringen, sondern die angeerbte Adoration vor dem Fürstlichen wie vor etwas Übermenschlichem. – In freieren Verhältnissen ordnet man sich nur auf Bedingungen unter, infolge gegenseitigen Vertrages, also mit allen Vorbehalten des Eigennutzes.
Unzeitgemäße Betrachtungen, Viertes Stück, Richard Wagner in Bayreuth, 441, p.  1165.

Eine Mutter der Künste. – In unserem skeptischen Zeitalter gehört zur eigentlichen Devotion fast ein brutaler Heroismus des Ehrgeizes; das fanatische Augenschließen und Kniebeugen genügt nicht mehr. Wäre es nicht möglich, daß der Ehrgeiz, in der Devotion der letzte für alle Zeiten zu sein, der Vater einer letzten katholischen Kirchenmusik würde, wie er schon der Vater des letzten kirchlichen Baustils gewesen ist? (Man nennt ihn Jesuitenstil.) .
Menschliche Alsumenschliche, Zweite Abteilung: Der Wanderer und sein Schatten, 158, p. 1672.
— Aber der Kampf gegen Plato, oder, um es verständlicher und für's „Volk“ zu sagen, der Kampf gegen den christlich-kirchlichen Druck von Jahrtausenden — denn Christenthum ist Platonismus für's „Volk“ — hat in Europa eine prachtvolle Spannung des Geistes geschaffen, wie sie auf Erden noch nicht da war: mit einem so gespannten Bogen kann man nunmehr nach den fernsten Zielen schiessen. Freilich, der europäische Mensch empfindet diese Spannung als Notstand; und es ist schon zweimal im großen Stile versucht worden, den Bogen abzuspannen, einmal durch den Jesuitismus, zum zweiten Male durch die demokratische Aufklärung – als welche mit Hilfe der Preßfreiheit und des Zeitungslesens es in der Tat erreichen dürfte, daß der Geist sich selbst nicht mehr so leicht als »Not« empfindet! (Die Deutschen haben das Pulver erfunden – alle Achtung! aber sie haben es wieder quitt gemacht – sie erfanden die Presse.) Aber wir, die wir weder Jesuiten noch Demokraten, noch selbst Deutsche genug sind, wir guten Europäer und freien, sehr freien Geister – wir haben sie noch, die ganze Not des Geistes und die ganze Spannung seines Bogens! Und vielleicht auch den Pfeil, die Aufgabe, wer weiß? das Ziel...
Sils-Maria, Oberengadin im Juni 1885
Jenseits von Gut und Böse Vorspiel einer Philosophie der Zukunft. Vorrede, Page Break id='JGB' KGW='VI-2.5' KSA='5.13' Ed. Karl Schlechta, p. 3296, 3297.

Wie katholisch, wie undeutsch riecht uns Auguste Comtes Soziologie mit ihrer römischen Logik der Instinkte! Wie jesuitisch jener liebenswürdige und kluge Cicerone von Port-Royal, Sainte-Beuve, trotz all seiner Jesuiten-Feindschaft!
Jenseits von Gut und Böse, Vorspiel einer Philosophie der Zukunft, 48. p. 3378.

Das Schlimmste und Gefährlichste, dessen ein Gelehrter fähig ist, kommt ihm vom Instinkte der Mittelmäßigkeit seiner Art: von jenem Jesuitismus der Mittelmäßigkeit, welcher an der Vernichtung des ungewöhnlichen Menschen instinktiv arbeitet und jeden gespannten Bogen zu brechen oder – noch lieber! – abzuspannen sucht. Abspannen nämlich, mit Rücksicht, mit schonender Hand natürlich –, mit zutraulichem Mitleiden abspannen: das ist die eigentliche Kunst des Jesuitismus, der es immer verstanden hat, sich als Religion des Mitleidens einzuführen.
Jenseits von Gut und Böse, Vorspiel einer Philosophie der Zukunft,  206, p. 3480.

ein andres Ding zum Entzücken: das ist die unbewußte Verschlagenheit, mit der sich alle guten dicken braven Geister des Mittelmaßes zu höheren Geistern und deren Aufgaben verhalten, jene feineverhäkelte jesuitische Verschlagenheit, welche tausendmal feiner ist, als der Verstand und Geschmack dieses Mittelstandes in seinen besten Augenblicken – sogar auch als der Verstand seiner Opfer –:
Jenseits von Gut und Böse, Vorspiel einer Philosophie der Zukunft, - 218, p. 3507

Geschmeidigkeit, wenn man mit seinen Eingeweiden Christ, Katholik und sogar Priester geblieben ist! Renan hat seine Erfindsamkeit, ganz wie ein Jesuit und Beichtvater, in der Verführung; seiner Geistigkeit fehlt das breite Pfaffen-Geschmunzel nicht-
Streifzüge eines Unzeitgemäßen, Götzen Dämmerung. 2. p 4029.

– Man sagt mir, daß jener klügste Jesuit, A. Comte, der seine Franzosen auf dem Umweg der Wissenschaft nach Rom führen wollte, sich an diesem Buche inspiriert habe. Ich glaube es: »die Religion des Herzens«...
Streifzüge eines Unzeitgemäßen, Götzen Dämmerung, 4, p. 4031.

Mal jenen ewigen Flug wagen zu dürfen, zu dem er in die Welt gekommen war? Und was empfindet ihr bei Winckelmanns Angedenken, der, um seinen Blick von euren grotesken Albernheiten zu befrein, bei den Jesuitenum Hilfe betteln ging, dessen schmählicher
Über die Zukunft unsere Bildungs-Anstellen. Vierter Vortrag (Gehalten am 5. März 1872 , p. 4882.

Hier fürchtet man die Selbstsucht als das »Böse an sich« – mit Ausnahme der Jesuiten, die wie
die Alten darin gesinnt sind und deshalb wohl die wirksamsten Erzieher unserer Zeit sein mögen.
Über die Zukunft unsere Bildungs-Anstellen. Vierter Vortrag (Gehalten am 5. März 1872). p. 4975

Aus dem Nachlaß der Achtzigerjahre:

Der moderne Sozialismus will die weltliche Nebenform des Jesuitismus schaffen: jeder absolutes Werkzeug. Aber der Zweck, das Wozu? ist nicht aufgefunden bisher. [998]p.  1593

Ebenso fremd ist ihm das verschwundene Individuum, das Untertauchen in einen großen Typus, das Nicht-Person-sein-wollen: worin die Auszeichnung und der Eifer vieler hohen Menschen früher bestand (die größten Dichter darunter); oder »Stadt-sein« wie in Griechenland; Jesuitismus, preußisches Offiziers- Korps und Beamtentum; oder Schüler-sein und Fortsetzer großer Meister: wozu ungesellschaftliche Zustände und der Mangel der kleinen Eitelkeit nötig ist, [783].

Das Kunstwerk, wo es ohne Künstler erscheint, z. B. als Leib, als Organisation (preußisches Offizierkorps, Jesuitenorden). Inwiefern der Künstler nur eine Vorstufe ist. Die Welt als ein sich selbstgebärendes Kunstwerk. [600]
La obra de arte, donde no se manifiesta sin artista, por ejemplo, como organización (el cuerpo de oficiales prusianos, la orden jesuita). Hasta dónde el artista es sólo una elemento previo (grado elemental). El mundo como obra de arte autoengendrada en sí. MNA.

Die ewige Wiederkunft. Eine Prophezeiung.
1. Darstellung der Lehre und ihrer theoretischen Voraussetzungen und Folgen.
2. Beweis der Lehre.
3. Mutmaßliche Folgen davon, daß sie geglaubt wird (sie bringt alles zum Aufbrechen).
a) Mittel, sie zu ertragen;
b) Mittel, sie zu beseitigen.
4. Ihr Platz in der Geschichte, als eine Mitte.
Zeit der höchsten Gefahr.
Gründung einer Oligarchie über den Völkern und ihren Interessen:
Erziehung zu einer allmenschlichen Politik.
Gegenstück des Jesuitismus.
[662] [1057]  p. 5976

Mir kommt das Rom des Konzils so unheimlich giftig vor – nein ich will nicht mehr schreiben, denn das Briefgeheimnis ist für alle kirchlich-jesuitischen Dinge mir nicht sicher genug: man möchte wittern, was im Briefe stünde und Dir's entgelten lassen. – Du studierst das Altertum und lebst das Mittelalter.
Über die Zukunft unseren Bildungs-Anstellen, Vierter Vorträge, p. 6258.

(Damals trieb ich die Atomlehre bis hin zum Quartanten des Jesuiten Boscovich, der zuerst mathematisch demonstriert hat, daß die Annahme erfüllter Atompunkte eine für die strengste Wissenschaft der Mechanik unbrauchbare Hypothese sei: ein Satz, derjetzt unter mathematisch geschulten Naturforschern als kanonisch gilt. Für die Praxis der Forschung ist er gleichgültig.) 
Über die Zukunft unseren Bildungs-Anstellen, Vierter Vorträge, p. 6682.

[xvii] Más importante fue San Ignacio de Loyola (1491-1551) cuya única obra que se conoce es: Los ejercicios espirituales pero cuya obra en el mundo ha sido señalada por Nietzsche como un intento por liberarse del Platonismo cristiano de la iglesia  “con gran estilo, el intento de aflojar el arco, la primera, por el jesuitismo”La Compañía de Jesús (Societas Jesu, S. J.), cuyos miembros son comúnmente conocidos como jesuitas.  En septiembre de 1529, Ignacio de Loyola, un vasco que combatió en las guerras contra el rey de la Navarra transpirenaica, defendiendo la causa de Carlos I, había optado por dedicarse a «servir a las almas». Decidido a estudiar para cumplir mejor su propósito, se incorpora a la Universidad de Alcalá de Henares y allí trabaja como médico en el Hospital de Santa Cruz (donado por Mariano Antezana, al lado de la casa de nacimiento de Cervantes) y luego al Colegio de Santa Bárbara —dependiente de la Universidad de París— y comparte cuarto con el saboyano Pedro Fabro y el navarro Francisco de Javier. Los tres se convirtieron en amigos. Ignacio realizó entre sus condiscípulos una discreta actividad espiritual, sobre todo dando Ejercicios espirituales, un método ascético desarrollado por él mismo. Como orden fue  fundada en 1534,  en la ciudad de Roma, siendo aprobada por el papa Paulo III en 1540. Dependía del papa por un “vínculo especial de amor y servicio”. estableció su finalidad como «la salvación y perfección de los prójimos» y la guía hacia la “perfección evangélica”. pero fue un cuerpo político y militar de la Iglesia. La Fórmula del Instituto (confirmada por Julio III en 1550) dice: «Militar para Dios bajo la bandera de la cruz y servir sólo al Señor y a la Iglesia, su Esposa, bajo el Romano Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra».
Luego de la muerte de Ignacio le sucedió Diego Lainz, en 1556 y, posteriormente, Francisco de Borja, en 1565, llamado el santo duque de Gandía. Éste último, quien como general de la Orden Jesuita, le dio gran impulso a las misiones en el Perú y México, hasta 1572. A mediados del siglo XVII la Compañía ya había establecido un cordón de estaciones de misión que iban principalmente desde Portugal hasta Goa, pasando por el litoral africano, y en el Nuevo Mundo a lo largo del Imperio español. Los jesuitas llegaron a Brasil ya en el generalato de san Ignacio. En el gobierno de san Francisco de Borja ingresaron a Florida, Perú y México. Y en el de Claudio Acquaviva a Canadá, a Nueva Granada, a la Presidencia de Quito y otras zonas. De acuerdo a sus nacionalidades, los misioneros jesuitas se distribuyeron en las distintas posesiones de las potencias europeas.
Los jesuitas llegaron a México por San Juan de Ulúa, Veracruz, el 9 de septiembre de 1572 y a la ciudad de México el 28 del mismo mes, donde Alonso de Villaseca les otorgó unos solares dos cuadras atrás de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Allí fundaron el Colegio Real y más Antiguo de San Ildefonso, edificio considerado una de las obras cumbres del barroco mexicano. El trabajo jesuita se extendió hasta el 25 de junio de 1767, cuando fueron expulsados y sus propiedades tomadas militarmente, hasta que el 19 de mayo de 1816 Fernando VII restituyó a la Compañía.
Los jesuitas fueron innovadores en la explotación de sus haciendas y propiedades en la América Hispánica. Durante los siglos XVII y XVIII supieron gestionar verdaderos emporios agro-industriales con métodos de gerencia que se adelantaron a los utilizados en la actualidad. Entre ellos, uno de los más importantes fue la explotación de las minas de Paramillos de Uspallata (Argentina) de plomo, plata y zinc. Además, agregaron la participación patrimonial de lo recaudado en las haciendas para luego ser redistribuido entre indígenas, esclavos y empleados, con lo que se puede concluir que fueron los primeros en otorgar una suerte de “títulos de propiedad” a sus subordinados.
La finalidad de estas propiedades era sostener sus colegios, que, debido a una rigurosa concepción del voto de pobreza, eran gratuitos. Sin embargo, la riqueza de estos complejos y haciendas atrajo la ambición de las coronas y particulares y, a la larga, fue un factor para la supresión de la Orden. Han creado colegios y universidades en Europa y el mundo y su actividad misionera en la India, China y Japón, las misiones de Bolivia, Paraguay y Argentina, la exploración y evangelización del Canadá, del Misisipi y del Marañón. Por diversos conflictos teológicos con los protestantes y los jansenistas y su confrontación con la Ilustración, además del inmenso poder que adquirieron a fines del siglo XVIII, se produjo su supresión (1773) y, luego, su restauración (1814). El mismo Napoleón, en sus memorias, escribiría: “Los jesuitas son una organización militar, no una orden religiosa. Su jefe es el general de un ejército, no el mero abad de un monasterio. Y el objetivo de esta organización es Poder, Poder en su más despótico ejercicio, Poder absoluto, universal, Poder para controlar al mundo bajo la voluntad de un sólo hombre [El Superior General de los Jesuitas]. El Jesuitismo es el más absoluto de los despotismos y, a la vez, es el más grandioso y enorme de los abusos.
La supresión de los jesuitas se produjo el 21 de julio de 1773. Por razones políticas, los reyes de Francia, España, Portugal y de las Dos Sicilias exigían la desaparición de la Compañía. El papa Clemente XIV cedió a las fuertes presiones y mediante el breve Dominus ac Redemptor suprimió la Compañía de Jesús y sus misiones entre indígenas, como las famosas reducciones guaraníes y las menos célebres, pero no menos esforzadas misiones en el noroeste de México (Baja California, Sonora y sierra Tarahumara) y a lo largo del Amazonas (misiones del Marañón). Como nota curiosa fue que pasaron de 1000 cuando murió Ignacio de Loyola amás de 35.000 en 1965 y ahora el Papa es un Jesuita formado en el Seminario de Córdova

[xviii] A finales de 1998 se celebró un Simposio Internacional acerca de esos tribunales eclesiásticos  con historiadores universalmente reconocidos de todos los credos religiosos. Las Actas del Simposio Internacional, un trabajo de 783 páginas, fue presentado el 15 de junio de 2000. Se trata de un libro coordinado por Agustino Borromeo, experto en Inquisición y Presidente del Instituto Italiano de Estudios Ibéricos, quien, en la rueda de prensa, constató que, «hoy por hoy, los historiadores ya no utilizan el tema de la Inquisición como instrumento para defender o atacar a la Iglesia. A diferencia de lo que antes sucedía, el debate se ha trasladado a nivel histórico, con estadísticas serias. Esto se debe al gran paso adelante que supuso la apertura de los archivos secretos de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antiguo Santo Oficio), ordenada por Juan Pablo II en 1998, en donde se encuentra una base documental amplísima».
Recogiendo datos publicados por las Actas, en España, entre los años 1540 y 1700 se celebraron 44.674 juicios. En esos juicios solo el 1,8% de los acusados fueron condenaros a muerte, y de ellos el 1,7% no fueron ejecutados. Pero otros estudios realizados por los profesores Heningsen y Contreras concluyen que 1.346 personas fueron quemadas de las 50.000 que fueron juzgadas. El historiador García Cárcel afirma, tras investigar los archivos de la Inquisición, que hubo 150.000 procesados, y de ellos un 2% fueron ejecutados, es decir unos 3.000. Otros estiman cifras distintas, tanto mayores como menores, no obstante estas están muy lejos de los cientos de miles o más de un millón que se suele mencionar.
En otras localizaciones europeas el número de víctimas es mayor, pero en estas ocasiones a manos de la Inquisición protestante. Por ejemplo, en Inglaterra bajo el mandato de Enrique VII murieron entre 37.000 y 70.000 católicos, es decir diez veces más que en España.
En 1486 el libro alemán titulado Malleus Maleficarum (Martillo de brujas) acusaba a las brujas de todos los males que ocurrían. Pese a que la Iglesia declarara falso el libro en 1490, el libro extendió la paranoia sobre las brujas. Sin embargo, fueron los tribunales civiles los que llevaban la batuta en lo relacionado a las brujas, así pues en España solo el 10% de las ejecuciones por brujería se debieron a la Inquisición. es más, en 1538 la Inquisición española alerta de nuevo a sus tribunales de que no deben hacer caso a semejante libro. - España: 59
- Italia: 36
- Portugal: 4
- Suiza: 4.000
- Polonia - Lituania: 10.000
- Alemania: 25.000
- Dinamarca – Noruega: 1.350

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